XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Atención Primaria.
Caso multidisciplinar.
Varón de 67 años que acude a consulta para renovar su medicación habitual.
Enfoque individual
Antecedentes personales: Hipertensión arterial. Fumador de 30 cigarrillos/día. Tratamiento: losartan.
Anamnesis: El paciente presenta una facies triste, tendencia al llanto, se limita a pedir que se le hagan las recetas de la medicación prescrita por el cardiólogo aportando informe de alta del hospital donde consta ingreso por IAM hace 3 meses. La entrevista clínica se inicia con preguntas acerca del estado de ánimo, manifestando que últimanente está bajo porque le preocupa que le vuelva a dar un nuevo infarto. Refiere una alteración del sueño, con mala conciliación y despertar precoz. Se levanta cansado, aunque mejora un poco por la tarde, ha perdido el apetito y bajado de peso. Ya no sale a la calle como antes.
Exploración física: únicamente se detectan cifras tensionales por encima de los límites normales (140/90). Test Yesavage 10 (depresión moderada).
Exploraciones complementarias: Analítica normal.
Enfoque familiar
El paciente que vive con su esposa, es independiente para las actividades de la vida diaria. Su único hijo vive en otra localidad, aunque acude todas las semanas a visitarlo.
Desarrollo
Trastorno depresivo mayor (DSM IV). Tras descartar organicidad
Tratamiento
Ante la evidencia sintomática y tras la normalidad de las exploraciones complementarias, se instaura tratamiento con sertralina 50 mg por la mañana con el desayuno, y lorazepam 1.5mg/día en tres tomas.
Plan de actuación: se programan consultas periódicas desde Atención Primaria. Se deriva a psicólogo para tratamiento psicoterapéutico.
Evolución
Se revisa nuevamente al paciente a las 4 semanas, presentando mejoría ostensible del estado de ánimo así como del patrón de sueño, se inicia retirada progresiva del lorazepam.
La depresión es de alta prevalencia en pacientes que han sobrevivido a un infarto del miocardio, constituye un factor de riesgo independiente que incrementa el riesgo de mortalidad, los primeros meses siguientes al evento coronario. De ahí la importancia de un diagnóstico y tratamiento precoz por parte del medico de familia.