XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Servicio Urgencias
Caso multidisciplinar
Fiebre y cefalea
Enfoque individual
Paciente de 36 años sin antecedentes personales de interés que solicita ser visto de urgencias por su médico de atención primaria por presentar cuadro de cefalea intensa y fiebre de hasta 40ºC de 12 horas de evolución con empeoramiento progresivo en cuanto a su estado general. En exploración destaca hipotensión (TA 98/67), rigidez de nuca, discreto edema facial y lesiones petequiales en tronco y extremidades (comenta la familia que en aumento desde las últimas horas). Se realiza derivación al hospital donde a su llegada el paciente se presenta cuadro de estupor y nauseas. Lesiones petequiales a purpúricas en aumento. Zonas acras cianóticas. Hipotensión acentuada (TA 84/52) y taquicardia (FC 120 lpm).
En pruebas complementarias destacaba 27.450 leucocitos (95% de PMN), PCR 27 mg/dl, creatinina 3,95 mg/dl, coagulación con TP 50%. Orina negativa. ECG con RS a 120 lpm, BCRDHH. Radiografía de tórax sin condensaciones ni infiltrados. Punción lumbar con glucosa baja, aumento de proteinas y de leucocitos y PMN.
Enfoque familiar
Profilaxis y seguimiento a los convivientes y/o contactos
Desarrollo
Juicio clínico: Meningitis meningocócica. Síndrome de Waterhouse Friderichsen
Se ingresa a cargo de UCI
Tratamiento
Se inició tratamiento empírico ya desde urgencias con ceftriaxona, vancomicina y dexametasona. En UCI precisó de drogas vasoactivas
Evolución
Continua hospitalizado a cargo del servicio de UCI con mejoría clínica y analítica progresiva y fuera de riesgo de amputación de miembros como parecía probable hace unas semanas. Necrosis limitada a pulpejos de algunos dedos.
El síndrome de Waterhouse-Friderichsen es una afección rápidamente evolutiva, a veces fulminante con shock endotóxico y coagulación intravascular diseminada con hemorragias cutáneas y suprarrenales. Su tasa de mortalidad es de aproximadamente el 50% y sin tratamiento asciende hasta casi el 100%.
Cabe destacar la importancia del médico de familia a la hora de valorar signos de alarma. En este caso de vital importancia ya que se trata de una patología de muy alta mortalidad que requiere un diagnóstico y tratamiento lo más rápido posible. Somos la primera línea del sistema sanitario y esto conlleva que, en algunos casos, la supervivencia del paciente dependerá de nuestra actuación médica.