XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Enfoque individual
Mujer de 73 años diagnosticada de Adenocarcinoma de cabeza de páncreas estadio III irresecable. Tras 7 ciclos de quimioterapia debuta con neuropatía periférica sensitiva en extremidades inferiores, por lo que se suspende nab-paclitaxel y continua con gemcitabina, consiguiendo estabilidad radiológica de la enfermedad tumoral.
Acude a Urgencias por dispepsia de 72 h de evolución sin otra clínica acompañante. Exploración y pruebas complementarias sin alteraciones, por lo que se pauta, ante sospecha de gastritis, omeprazol 20 mg/24 h.
A los días, consulta a su médica de familia por persistencia de la clínica y aparición de vómitos alimentarios sin sangre. La paciente asocia este malestar a la quimioterapia por lo que propone dejar el tratamiento. Se explican beneficios y riesgos y se anima a continuar con dicho tratamiento; manteniendo IBP y solicitando gastroscopia preferente.
Por persistencia de los vómitos, reacude a Urgencias e ingresa para la realización de una gastroscopia, donde se objetiva estenosis duodenal infranqueable de aspecto infiltrativo.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Dispepsia por ERGE o mucositis secundaria a quimioterapia.
Sospecha de progresión tumoral.
Tratamiento y planes de actuación
Colocación endoprótesis duodenal metálica.
Evolución
Ante la progresión tumoral, se reintroduce nab-paclitaxel. La paciente acude a su médica de familia por aparición de edema eritematoso en miembros inferiores y fiebre de 5 días de evolución e indica querer abandonar la quimioterapia porque "me sienta mal, como cuando lo del hormigueo en las piernas". Su médica aclara dudas y deriva al hospital para descartar celulitis infecciosa o neutropenia febril. Ante la ausencia de neutropenia, se pautó antibioticoterapia y fue dada de alta.
Es importante tener en cuenta el perfil biopsicosocial del paciente, atendiendo a la identificación de factores de riesgo, signos de alarma, tipo de medicación (efectos indeseados, interacciones), que junto a una escucha activa permitan la no banalización de los síntomas que cuentan. La longitudinalidad facilita ver la evolución temporal de los signos sabiendo cuándo derivar a otros especialistas. Sin embargo, el médico de familia no actúa como un mero enlace entre el especialista hospitalario y el paciente; ejerce la medicina centrada en el paciente, creando una relación de confianza y una alianza terapéutica.