Compartir nuestra experiencia durante la rotación en el Equipo de Atención Domiciliaria a Residencias (EDORE) durante la pandemia por COVID-19.

Con el inicio de la pandemia, las residencias de ancianos han sido uno de los colectivos más afectados, por sus escasos recursos, la complejidad de los residentes y su mayor vulnerabilidad por su situación basal. A finales de marzo del 2020 con la llegada del confinamiento y la progresión del coronavirus se formó el EDORE. Se trata de un equipo sanitario formado por 1 administrativo, 4 enfermeros y 3 médicos de Atención Primaria. Su población diana, eran los residentes de las residencias del Sector 1 de Zaragoza. La demanda asistencial era solicitada por las residencias vía telefónica, y se realizaban las visitas según prioridad. Aunque el objetivo principal del EDORE era la atención urgente de la patología sospechosa de infección por coronavirus, se configuró como un servicio para la atención integral de los residentes y apoyo a las residencias. Ejemplo de esto último son los talleres de formación que se realizaron a los trabajadores, la actualización de protocolos, la realización de pruebas antigénicas/serológicas tanto a trabajadores como a residentes y el seguimiento de los contactos, actuando como nexo de unión entre Salud Pública y los centros sociosanitarios. En abril de 2021, con la estabilización de los contagios y la campaña de vacunación, se cerró el servicio.

El EDORE ha favorecido un acercamiento entre la Atención Primaria y las residencias. Ha sido una rotación muy completa por la dificultad de los pacientes, los recursos limitados, la compleja toma de decisiones, la atención domiciliaria y su orientación comunitaria.

Supone una posible vía de actuación para realizar una atención más integral de las residencias desde Atención Primaria.