III Jornada semFYC de Medicina Rural - Cuenca
20 de octubre de 2018
Mujer de 32 años remitida desde enfermería por glucemia capilar postpandrial de 382 mg/dl, detectada en control rutinario realizado por anteriores determinaciones de glucemia alterada y obesidad. Se trata de una paciente que acude a diario al consultorio, generalmente de manera irruptiva e invasiva y que padece retraso mental y trastornos de la conducta, en seguimiento por medicina de familia y psiquiatría.
En el momento actual convive con su madre, con ceguera por retinosis pigmentaria. Su padre falleció de un ictus. La paciente se encuentra en tratamiento con Medroxiprogesterona de inyección trimestral, Ácido valproico oral, Zuclopentixol decanoato de inyección mensual, Amisulprida oral, Clomipramina oral y Clozapina oral.
La paciente se muestra alterada en consulta por la noticia y mantiene un tono de voz muy alto durante la entrevista clínica. Niega síntomas de cetosis. Rechaza medicación. Se le solicita que acuda nuevamente a consulta con su madre para poder explicarle el diagnóstico, las pruebas complementarias y el tratamiento a iniciar. Al día siguiente es festivo y su médica inicia sus vacaciones. La paciente vuelve a consulta acompañada por su madre, se le informa del diagnóstico, rechazan medicación. Se pacta con ambas la solicitud de analítica y el inicio de antidiabético oral, se les indica que deben acudir a revisión al consultorio. La paciente finalmente es derivada a consulta de endocrinología, donde mantienen el antidiabético oral pautado en el consultorio e inician insulina glargina. Desde el consultorio se inicia educación diabetológica con la paciente y su madre con escasa adherencia. La paciente sigue controles desde endocrinología, con indicaciones sobre la necesidad, por nuestra parte, de educación diabetológica y uso del glucómetro, que ya se realizaban de manera intensiva en el consultorio.
La evolución no ha sido favorable, posiblemente en relación a incumplimiento terapéutico.
La paciente precisa de mucho más que insulinización, cuya indicación en este caso no nos queda muy clara, con posible planteamiento de iniciar una asociación de antidiabéticos orales que aborde la posible insulino-resistencia secundaria a la medicación psiquiátrica. Asimismo precisa una intervención familiar y psicosocial multiprofesional. Sin olvidar el papel fundamental de la enfermera de familia en educación sanitaria.