Los problemas psicológicos suponen el 20% de las consultas de Atención Primaria (AP) Su manejo y tratamiento exceden, frecuentemente conocimientos, tiempo y habilidades del médico de familia, que opta, en más ocasiones de las deseables, por medicalizar el proceso o derivar a Atención del 2º nivel. La incorporación de un profesional Psicológo Interno Residente (PIR) aumenta la accesibilidad a la terapia psicológica desde AP, reduce la medicalización de patologías mentales leves y/o moderadas y previene tratamientos innecesarios

Tras la incorporación a nuestro Centro de Salud de una PIR, observamos mayor predisposición de los pacientes a ser derivados por esta vía, al ser un entorno no extraño para ellos y con menor tiempo de espera para recibir la terapia. Esto se ha traducido en una alta satisfacción. La relación y el intercambio de experiencias entre los médicos y la PIR ha sido evidente: el conocimiento mutuo de la actividad desarrollada, la problematica y la evolución de los pacientes y la motivación en la adquisición de habilidades propician un clima de colaboración, con un importante número de derivaciones

El trabajo de la psicológa ha supuesto una optimización del trabajo y las derivaciones al Centro de Salud Mental (CSM) al seleccionar pacientes susceptibles de ser tratados por ella en pocas sesiones en nuestro Centro de Salud, como trastornos adaptativos o rasgos disfuncionales, derivando al CSM los casos más graves

La incorporación de un profesional PIR en AP optimiza y normaliza el abordaje y el tratamiento de problemas de salud mental leves y/o moderados y mejora los conocimientos y aptitudes en este campo de los médicos del EAP. Esta experiencia se ha llevado a cabo puntualmente en algunos centros de salud, siendo más conocida en el ámbito de Salud Mental que en AP