Reflejar el papel de la Atención Primaria en la gestión y acompañamiento del proceso de eutanasia, garantizando la autonomía del paciente, el cumplimiento legal y el abordaje del sufrimiento, así como identificar las necesidades del equipo sanitario y valorar el impacto emocional y asistencial del caso.

Paciente mujer institucionalizada en residencia, con parálisis cerebral infantil y deterioro funcional progresivo, que había manifestado reiteradamente su deseo de solicitar la eutanasia. Pese al seguimiento de su médico habitual y el apoyo familiar, formalizó su solicitud por escrito. Dado que su médico de referencia era objetor de conciencia, se asignó a otra médica de nuestro centro como responsable, quien activó el procedimiento conforme a la Ley Orgánica 3/2021 de regulación de la eutanasia, tras confirmar el cumplimiento de los requisitos legales. El equipo de Atención Primaria —incluyendo dos médicas, una residente, dos enfermeros y un estudiante— acompañó a la paciente en ambos procesos deliberativos, garantizando su autonomía, acceso a información clara, opciones terapéuticas y apoyo emocional tanto a la paciente como al entorno familiar y profesional. Como médico consultor intervino el neurólogo y la Comisión de Garantía y Evaluación finalmente autorizó la prestación. La eutanasia se llevó a cabo en el hospital, en un entorno tranquilo, acompañada de sus seres queridos y del equipo sanitario, respetando su última voluntad.

La Atención Primaria juega un papel fundamental en el proceso de eutanasia, permitiendo un acompañamiento cercano y respetuoso con los valores del paciente. Su implementación conlleva implicaciones éticas y emocionales que evidencian la necesidad de formación específica, apoyo emocional y trabajo en equipo.

La experiencia demuestra que el acompañamiento en procesos eutanásicos desde Atención Primaria es replicable con formación, coordinación y apoyo institucional, destacando la importancia del médico de familia como figura clave en decisiones complejas y al final de la vida.