XXXIX Congreso de la semFYC - Málaga
del 9 al 11 de mayo de 2019
Determinar el grado de codificación de insuficiencia cardiaca por los médicos de familia, la adecuación a los estándares de diagnóstico y tratamiento según la Sociedad Europea de Cardiología y cuestionar el manejo y seguimiento desde una perspectiva de edad y género.
Estudio observacional descriptivo y transversal de una zona básica de salud. Criterios de selección: pacientes codificados con el diagnóstico de IC (CIE-9) de un total de 23.764 usuarios. Variables: ecografía, fracción de eyección (FE), NYHA y tratamiento. Análisis estadístico: Chi-cuadrado (variables dicotómicas). Limitaciones: ámbito geográfico local.
Demográficos: edad media 76,8 años (N=96), 63,5% mujeres y 65,6% mayores de 75 años. Baja prevalencia de IC codificada (0,35%), no adecuación diagnóstica: 14,6%.
El 75% de FE son documentadas y el proBNP ha sido solicitado en el 45,1%. Baja proporción de pacientes con FE reducida (16,4%) en comparación con la literatura. NYHA documentada en un 41,5% de los pacientes.
En pacientes con FE reducida el tratamiento óptimo (IECA+betabloqueante) fue bajo (70%), no siendo significativa la diferencia con los pacientes con FE preservada. En mujeres y pacientes crónicos esta adecuación fue significativamente inferior.
La intervención de enfermería de atención primaria (AP) en el seguimiento implicó una menor utilización de urgencias. El seguimiento por especialidades hospitalarias o AP (medicina o enfermería) no modificó el número de ingresos. Sólo enfermería de AP se relacionó de forma significativa (p<0,009) con menos visitas al servicio de urgencias. Los pacientes crónicos complejos se siguen en menor medida de forma significativa en consultas externas de especialidades hospitalarias.
Evaluar la adecuación a criterios estándar en nuestra práctica en AP permite identificar áreas de mejora.
La baja codificación y el alejamiento de dichos estándares dificulta que los pacientes se beneficien de tratamientos que mejoran su supervivencia y calidad de vida.
La inequidad que afecta a mujeres y pacientes mayores de 75 años agrava esta situación.