XXIII Jornadas de Residentes y V de Tutores de la semFYC
22 y 23 de noviembre de 2019
Analizar y aprender de cada experiencia personal o profesional para mejorar nuestra labor como médicos de familia.
Un día, en un pueblo de los Pirineos, fuera del horario y entorno laboral, una familia necesitaba ayuda para atender al padre de familia, que se había “desvanecido”. Al subir al domicilio, el hombre se encontraba en el suelo, con respiración agónica y sin responder a la llamada, descubriéndose en ese momento que estaba inconsciente desde hacía 10-15 minutos. Al tener 65 años, únicamente dislipémico, se consideraba candidato a reanimación cardiopulmonar (RCP), por lo que solicité un desfibrilador semiautomático (DESA) y di indicaciones para avisar de la parada cardiorrespiratoria (PCR) al 112.
Inmediatamente, comencé RCP, abriendo vía aérea y comenzando masaje cardiaco, a la vez que intentaba enseñar la técnica a sus familiares. Apareció otro viandante que conocía la técnica, por lo que nos fuimos turnando entre compresiones y vía aérea, durante 15 minutos, sin DESA disponible, hasta que llegó el equipo de urgencias extrahospitalarias. Iniciaron RCP avanzada completa, objetivando ritmo no desfibrilable, por lo que continuamos RCP avanzada durante 20 minutos más, pudiéndose finalmente revertir la PCR y estabilizar el pulso. Precisó traslado en helicóptero a Barcelona, para cateterismo cardiaco revirtiendo la causa de la PCR. Como consecuencia de la PCR prolongada y la encefalopatía anóxica secundaria, precisó ingreso prolongado y rehabilitación durante meses.
Es fundamental que la población conozca la RCP básica, y que los DESA estén presentes en cada municipio; ya que disminuye las secuelas y facilita la RCP avanzada.
Necesitamos formar a la población, aumentar la disponibilidad de DESA en los núcleos urbanos y rurales, y extender el uso de ambas técnicas para poder mejorar la asistencia y calidad de vida de nuestros pacientes; y como médicos de familia podemos y debemos tomar parte activa en ello.