Enfoque individual
Paciente mujer. 84 años. Antecedentes personales: síndrome mieloproliferativo crónico, IAM, insuficiencia renal leve, bronquiectasias y HTA. Independiente para ABVD.
Refiere dolor en zona dorsal que no se altera con el movimiento, con necesidad de cambiar de postura constantemente. Desde hace cuatro días, mayor astenia y disnea. En estudio desde hacía un mes por episodio de crisis hipertensiva autolimitada que se siguió con hipotensiones sobre todo matutinas y debilidad, con disminución progresiva de medicación hasta suspender hipotensores. Exploración, radiografía, analítica y electrocardiograma realizados durante ese mes sin cambios respecto a previos.
Exploración: 20 rpm, sin uso de musculatura accesoria. ACR: tonos taquicárdicos sin soplos, crepitantes bibasales. Sin otras alteraciones.
Electrocardiograma en el Centro de Salud, en el que se observa taquicardia sinusal a 110 lpm, BAV de primer grado y bloqueo de rama izquierda conocidos.
Se traslada a la paciente a las urgencias hospitalarias, donde realizan analítica, en la que solo destaca creatinina en 1,6 y dímero D elevado. Realizan TAC de tórax y se observa disección de aorta clase 3, tipo A de Stanford, asociado a derrame pericárdico en cantidad importante, con signos ecográficos de taponamiento.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Disección de aorta y derrame pericárdico asociado. En un primer momento, durante mi traslado mi diagnóstico diferencial iba más orientado a insuficiencia cardíaca descompensada o a un posible TEP subagudo.
Tratamiento y planes de actuación
La paciente fue desestimada por UCI y por Cirugía Cardíaca dada su edad y comorbilidades.
Evolución
Tuvo una evolución favorable durante el ingreso, y fue dada de alta para seguimiento por Atención Primaria para futuros cuidados paliativos. La paciente se adaptó a una vida más tranquila, con estrecho control de cifras tensionales y una calidad de vida aceptable para su edad.
Dentro de nuestros diagnósticos diferenciales no podemos olvidar la posibilidad de un síndrome aórtico agudo, el cual nos cuesta en ocasiones tener en cuenta a no ser que la clínica sea muy llamativa. El uso de la ecografía clínica nos podía haber ayudado en el diagnóstico inicial de esta paciente, acelerando el diagnóstico incluso a unas semanas antes.