Reflexionar sobre el papel y potencial de los administrativos de AP: posibilidades de desarrollo profesional, impacto en la atención a la población y en nuestro trabajo; y como podemos nosotras fomentarlo.

A raíz de la pandemia covid, con una situación desconocida, una plantilla mermada y una alta presión asistencial, los profesionales tuvimos que adaptarnos y crear nuevos roles y formas de trabajar. Esto acabó favoreciendo el empoderamiento de algunos perfiles profesionales. El administrativo sanitario se perfiló como una figura imprescindible en muchas tareas que hasta ese momento no formaban parte de su actividad en nuestro consultorio: participación en la creación de circuitos y protocolos, gestión de la demanda del paciente, identificando la necesidad real, entrega de información sanitaria, acompañamiento de pacientes...

Cando se dio la posibilidad de que el administrativo adquiriese más competencias, el resultado fue sorprendente: atención más eficiente, mejoría de su relación con los pacientes, empoderamiento y mejora de su satisfacción profesional, trabajo en equipo, participación en grupos de trabajo de protocolos y gestión, participación en jornadas, asociaciones y cursos en busca de aumentar su formación y competencias.

El administrativo sanitario es una figura imprescindible. Permitir su desarrollo profesional mejora la atención al paciente, la eficiencia del sistema sanitario y el trabajo en equipo. Consideramos que deben tener una formación y titulación adecuada con el reconocimiento profesional y económico que se merecen.

Necesitan de nuestro apoyo en el día a día: involucrándoles más en nuestros mapas asistenciales, sesiones, comités organizativos... Favoreciendo su visión científico-técnica, su participación en jornadas o cursos y apoyando y haciendo visibles sus plataformas, como la Asociación de Administrativos de la Salud.