XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Los trastornos del sueño son muy comunes en cualquier edad afectando la calidad de la vida de los pacientes. Nuestro objetivo es valorar la calidad del sueño de la población demandante de consulta
Estudio observacional, descriptivo y transversal. ABS urbana. Muestra 102 pacientes que acudieron a consulta de enfermería de julio a septiembre 2015. Recogimos: datos socio demográficos, antecedentes patológicos, psiquiátricos y consumo psicofármacos. Cuestionario Pittsburg (PSQI) para valorar calidad sueño.Análisis estadístico SPSS 18.
55.8% hombres, 72.6% casados, 55.8% estudios primaros, 78.9% inactivos, edad mediana 65.17±13.5 años. Antecedentes patológicos: 58.9% hipertensión, 23.2% diabetes, 34.7% dislipémia, 29.5% obesidad, 9.5% cardiopatía isquémica, 10.5% psiquiátricos. 24.2% consume psicofármacos: 6.3% ansiolítics, 15.8% hipnóticos, 8.4% antidepresivos. Por sexo encontramos diferencias estadísticamente significativas en la presencia de insomnio más en las mujeres p<0.04, consumo de psicofármacos y antecedentes psiquiátricos p <0.02. Puntuación media test Pittsburg 6.7±4.01. Mala calidad del sueño por test 54.73%. Calidad subjetiva del sueño: mala 31.6%. 46.3% duración del sueño superior a 7 horas. Eficiencia del sueño superior al 85% en 52.6%. Al preguntar directamente por la presencia de problemas de dormir 55.8% refiere no tener problemas. Presenten alguna perturbación extrínseca 97.9%. De las perturbaciones extrínsecas observamos asociación significativa de peor calidad del sueño con despertar por la noche, sensación frío –dolor, malos sueños y toser. Peor eficiencia del sueño relación significativa con despertar por la noche y no poder respirar bien. 12.6% presentan somnolencia diurna y 35.8% tienen menos ánimo para las actividades
Las mujeres tienen más problemas del sueño si bien estos pacientes tienen poca conciencia de la mala calidad del sueño que padecen. Las perturbaciones extrínsecas se han de tener presente al valorar el trastorno del sueño ya que provocan un empeoramiento en la calidad y eficiencia del sueño, con sus repercusiones posteriores en la actividad diurna de las personas.