XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Atención Primaria y multidisciplinar.
Mujer de 18 años que acude por dolor en zona genital.
Enfoque individual
Antecedentes personales: hipotiroidismo autoinmune.
Tratamiento actual: levotiroxina y anticonceptivos orales.
La paciente acude por dolor progresivo y continuo alrededor del clítoris y vulva desde hace 4 años, con importante afectación para la higiene personal. No comenta infecciones genitales previas, relaciones sexuales de riesgo ni traumatismos. A la exploración se evidencia edematización en capuchón de clítoris.
Se hace una valoración conjunta de la paciente con Ginecología y se pauta tratamiento con metilprednisolona tópica. Durante el seguimiento, desaparece el edema en zona genital pero continúa con alodinia, por lo que se retira el tratamiento con corticoides y se recomienda la aplicación de pomada de extracto de centella asiática, sin mejoría franca.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Dada la refractariedad del tratamiento y la duración de la sintomatología, se remite a la paciente a la Unidad de Dolor con sospecha de neuralgia de la rama dorsal del nervio pudendo.
Tratamiento y planes de actuación
Se decide iniciar tratamiento con pregabalina 75 mg/24 h vía oral.
Evolución
La paciente comenta una clara mejoría sintomática, habiendo desaparecido por completo la sintomatología.
Las neuropatías son una entidad frecuente y su localización puede ser muy variada. La mayoría de ellas se pueden manejar desde Atención Primaria pero algunas precisan de seguimiento por otras especialidades. El nervio pudendo tiene tres ramas terminales en diferente proporción de fibras motoras, sensitivas y autonómicas. La frecuencia de la sintomatología se estima en un 30% autonómico, 70% somático, 50% sensitivo y 20% motor.
La neuropatía de la rama dorsal del nervio pudendo requiere un alto índice de sospecha clínica ya que puede llegar a ser muy invalidante y la precocidad del tratamiento es fundamental. Su diagnóstico es básicamente clínico y puede confirmarse con la compresión del nervio en la electromiografía. El tratamiento consiste en el autocuidado, fármacos para el dolor neuropático, infiltraciones perineurales y cirugía de descompresión.