Aumentar las horas de presencialidad y de consulta a los médicos de familia en formación de último año. Potenciar la autonomía en la consulta. Fomentar el trabajo en equipo y la exposición de reflexión clínica.

Contexto: drástica limitación de las visitas presenciales en el centro durante los meses de confinamiento estricto y necesidad de formación de los residentes de último año. Experiencia: creación de una agenda de visitas presenciales orientado a pacientes complejos y que requerían atención no demorable atendido por residente de último año. Se estructuró la agenda con 10 visitas de pacientes propuestos por adjuntos y detectados a través de visitas telefónicas o visitas urgentes. Los pacientes fueron priorizados y valorados por dos residentes en una visita conjunta. Esto facilitaba el diálogo y la reflexión clínica centrados en el paciente y la toma de decisiones consensuadas entre ellos. Se facilitó la discusión en cuanto a diagnóstico, uso de recursos, y posibilidad de resolución en el mismo centro. Se atendieron principalmente pacientes con síntomas que requerían  realizar diagnóstico diferencial y un razonamiento clínico, lesiones cutáneas a valorar con dermatoscopia y técnicas como infiltraciones y crioterapia con el objetivo de potenciar la resolución problemas en la consulta. Las visitas eran supervisadas a posteriori por parte de adjuntos docentes del centro.

Se aumentó el número de visitas presenciales, adquiriendo habilidades en gestión y manejo de la consulta. Se pudo desarrollar un trabajo en equipo de abordaje del paciente y de reflexión clínica y diagnóstica. En futuras experiencias hay que sumar a residentes de enfermeria aumentando la visión integral de estas consultas.

Plantear nuevos escenarios de trabajo ofreciendo un espacio de reflexión y asistencia, punto de partida para idear nuevos métodos docentes.