Atención Primaria.
Fiebre y odinofagia.
Enfoque individual
- Antecedentes personales: Alergia a AINE´s. Asma bronquial extrínseca.
- Anamnesis: Varón de 21 años que acude a consulta por odinofagia y febrícula de una semana de evolución. Desde hace 2 días añade fiebre hasta 39.5ºC, tos con expectoración, artromialgias, sudoración nocturna, astenia y pérdida de peso de 4 kg por baja ingesta por odinofagia. No otra sintomatología acompañante.
- Exploración física: Orofaringe hiperémica, amígdalas hipertróficas sin exudado. Conglomerado adenopático laterocervical doloroso bilateral. Resto de exploración normal.
- Pruebas complementarias: Test rápido de estreptococo negativo. Analítica urgente: PCR 12,8. No leucocitosis. Serologías de Epstein-Barr y Citomegalovirus negativas. Ecografía cuello: adenopatías de características inflamatorias sin signos de malignidad.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
- Juicio clínico: Cuadro febril de probable etiología vírica.
- Diagnóstico diferencial: Monucleosis infecciosa u otras patologías víricas. Síndrome linfoproliferativo.
Tratamiento y planes de actuación
Celecoxib para control sintomático y observación domiciliaria.
Evolución
- Una semana después ante persistencia de sintomatología, es derivado a consultas de Medicina Interna.
- Consulta: Analítica con aumento de transaminasas y coagulopatía con serologías negativas. Radiogría torax normal. Ecografía cuello: adenopatías inflamatorias.
- Ingreso en M. Interna: Ecografía abdominal: normal. Analítica con seroconversión de Ig M frente a Epstein-Barr (4 semanas tras inicio de sintomatología). Confirman diagnóstico de Mononucleosis por Epstein-Barr con alteración hepática secundaria.
Aunque el diagnóstico de la mononucleosis infecciosa es fundamentalmente clìnico, generalmente se confirma con serología por el riesgo de complicaciones. En el 65% de los pacientes, la Ig M frente a Epstein-Barr se positiviza en la primera semana tras la aparición de la sintomatología. Sin embargo, en un 15% esta positividad puede retrasarse hasta 3-4 semanas, lo que dificulta el diagnóstico y aumenta la incertidumbre en la consulta y el aumento de pruebas complementarias.