Atención Primaria.

Empeoramiento progresivo del estado general en paciente en situación de cuidados de soporte.

Varón de 47 años. Glioblastoma multiforme Grado IV en región parietal derecha. Diagnóstico hace 2 años por cefalea persistente y lateropulsión de la marcha a la derecha. Tras intervención y tratamiento con quimioterapia y radioterapia, persiste progresión de enfermedad. Se decide tratamiento sintomático en domicilio pendiente de ser incluido en algún ensayo clínico.

Presenta palidez cutánea, distribución de la grasa con tendencia cushinoide. Dolor en extremidad derecha de características neuropáticas. Tendencia al llanto. Cuidadora principal: esposa. Test Zarit: 60 puntos (importante sobrecarga).

Casado. Familia nuclear, en etapa I.

Nivel socioeconómico y cultural alto. Escasa red de apoyos formales. Red de apoyo informal fortalecida, a expensas de amistades cercanas. Familiar poco fortalecida.

Glioblastoma multifome grado IV. 

Mal control del dolor, hiporexia, astenia, hipo, bajo estado de ánimo y ansiedad reactivos a su situación.

Verbaliza su voluntad de fallecer en el domicilio, de manera digna, sin procedimientos invasivos que prolonguen su vida. Confianza plena en su equipo de Atención Primaria, manifiesta que quiere ser seguido y atendido por nosotros.

Procederemos a retirar medicación fútil. Inicialmente emplearemos la vía oral. Si es necesario, colocaremos vía subcutánea para admistrar la medicación.

Disposición plena.

Visitas frecuentes en las semanas posteriores: control de síntomas, evolución y apoyo y soporte emocional al paciente y a su familia. Cercanos a la fase final de la enfermedad, intensificamos nuestras visitas.

Se ajusta tratamiento según sintomatología.

Deterioro progresivo de su situación basal. Disminución de su estado de conciencia, que llega a impedir la deglución. Se coloca palomilla subcutánea y se adapta dosificación. Se dejan instrucciones escritas sencillas a su esposa.

El paciente fallece a las 3 semanas de nuestra visita inicial, en su domicilio; tranquilo y acompañado de sus seres queridos.

Formar parte del equipo de Atención Primaria nos permite dedicarnos al paciente y a su familia, de tal modo que ayudamos a trazar su último camino hacia el final de la vida de una manera digna, y respetando sus decisiones y voluntades.