XXXII Congreso de Comunicación y Salud - Zaragoza
Del 23 al 25 de marzo de 2023
Enfoque individual
Mujer, 36 años, con migraña. Consulta telefónica: comenta con prisas que no controla sus cefaleas con su tratamiento habitual. Episodios más frecuentes e intensos.
Expresamos la idoneidad de consulta presencial para valoración y exploración. Acordamos el día según su disponibilidad. Acepta sorprendida.
Enfoque familiar y comunitario
Situación laboral: enfermera. Vive con su marido y su hija de 4 años, diagnosticada recientemente de Espectro Autista Grave No verbal (es cuidadora principal). Estuvo en seguimiento por Psicología por aumento de estrés y ansiedad desde el diagnóstico.Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
En consulta presencial preguntamos sobre su cefalea, descartamos sintomatología de alarma. Aunque colaboradora, la notamos agobiada y evitativa en el contacto visual.
Durante la exploración física e intentando disminuir las distancias, preguntamos con calidez sobre sus preocupaciones y estado emocional. Atribuye el empeoramiento de su cefalea al estrés laboral y sobrecarga familiar. Insomnio por despertares nocturnos de su hija. Sensación de falta de aceptación del proceso y de acompañamiento en el entorno familiar, a excepción de sus padres.
Tras un silencio y dejando de evitar el contacto visual, nos confiesa sorprendida: “Es la primera vez desde el diagnóstico de mi hija que me preguntan cómo estoy gestionando el proceso”. Nos deja ver su inestabilidad emocional. Llora en consulta con timidez, aunque también expresa su alivio.
Tratamiento y planes de actuación
Informamos de la relación del estrés y malestar emocional con empeoramiento de la cefalea. De forma consensuada iniciamos tratamiento con Amitriptilina y Zolmitriptan intranasal. Ofrecemos disponibilidad y planeamos seguimiento.
Evolución
Acordamos citas presenciales hasta estabilidad clínica-emocional y valoración de tolerancia y adherencia del tratamiento.
Recomendamos continuar en seguimiento por Psicología.
Consideramos la necesidad de ampliar la red de acompañamiento, durante la aceptación del proceso/diagnóstico de una persona, hacia su entorno —sobre todo el cuidador principal—, evitando centrarnos solamente en el paciente enfermo.
La creación de un clima cálido de escucha emocional y muestras de interés por su persona nos ha permitido “rescatar” de la sensación percibida por la paciente de “abandono emocional”, lo que beneficiará a su vez a una mejor adherencia terapéutica y evolución.
Es importante reentrevistar un cuadro conocido para descartar aparición de clínica sobreañadida o despistajes con diferentes diagnósticos diferenciales.