En el momento actual, existe una demora importante para las primeras visitas en atención en dermatología en nuestro territorio. Esto conlleva a un retraso en el diagnóstico de lesiones/patologías potencialmente graves.
Ante esta situación, se creyó necesario reforzar la formación de los médicos de familia (MF) en dermatología, con el objetivo de aumentar la capacidad resolutiva de patología frecuente de complejidad baja-media, el seguimiento de patologías crónicas y formación en dermatoscopia para facilitar la detección precoz del cáncer cutáneo (CC).

Durante 2017, se ha realizado un curso en el que han participado 12 médicos (10 MF y 2 urgentistas). El curso ha incluido 80 h prácticas en consulta con el dermatólogo, 60h de clases presenciales teóricas (2 horas semanales) con resolución de casos clínicos y teoría de patologías prevalentes, y 20 horas Moodle en dermatoscopia. Paralelamente se ha creado un grupo de trabajo (GDT) en el que se han compartido dudas de casos clínicos mediante teledermatología y casos seleccionados con interés docente.
Esto ha servido para la creación de referentes en dermatología con la finalidad de transmitir la formación a los equipos de los distintos centros y en ocasiones actuar como consultores y nexo. También para iniciar proyectos de formación continuada.

Esta experiencia ha mejorado la capacidad resolutiva del MF en patologías prevalentes y en el cribado de cáncer cutáneo con el uso de dermatoscopio. Además ha potenciado la relación y el trabajo en equipo entre AP y dermatologia aportando rapidez y seguridad diagnóstica.

Debido al papel protagonista de los MF en el cribado de cáncer de piel, la formación continuada en dermatología y dermatoscopia, representa una prioridad, encontrando en este formato docente un excelente método para lograr estos objetivos con gran satisfacción por parte de los distintos profesionales implicados.