XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Mixta
Caso multidisciplinar
Dolor abdominal.
Enfoque individual
Antecedentes personales: Alergia a penicilina. Hipertensión arterial. Diabetes Mellitus. Dislipemia. Anemia ferropénica. Adenocarcinoma de colon con metástasis hepáticas, suprarrenales y pulmonares, estadío IV, en seguimiento por Unidad de Cuidados Paliativos.
Anamnesis: Mujer de 84 años que consulta a su Médico de Familia por incremento de dolor abdominal, sin otra sintomatología.Niega náuseas o vómitos. Ritmo intestinal no alterado. Hasta el momento, la paciente controlaba el dolor con Paracetamol 1g/ 12h.
Exploración física: Aceptable estado general. Abdomen blando y depresible, ruidos hidroaéreos conservados, masa palpable en fosa ilíaca derecha, dolor difuso a la palpación con defensa abdominal sin signos de irritación peritoneal.Tacto rectal anodino.
La paciente es derivada a Urgencias, se realiza analítica (Hemoglobina 9, 27820 leucocitos con 26680 neutrófilos), radiografía abdominal (anodina) y TC de abdomen con contraste.
Enfoque familiar
Tiene dos hijos que se turnan para cuidarla. Tanto la familia como la paciente asumen que se trata de una situación terminal. Nivel socio-económico medio.
Desarrollo
Juicio clínico: Perforación colónica secundaria a neoplasia maligna de colon. Tromboembolismo pulmonar agudo (TEP) bilateral asintomático. Infección del tracto urinario.
Diagnóstico Diferencial: Obstrucción intestinal. Carcinomatosis peritoneal.
Problemas: Difícil toma de decisiones en paciente terminal.
Tratamiento
La paciente ingresó en la Unidad de Cuidados Paliativos dado que se desestimó tratamiento quirúrgico. Recibió analgesia intravenosa, antibioterapia y apoyo psicológico.
Evolución
La paciente presentó una sepsis secundaria a la perforación que a pesar de antibioterapia evolucionó de forma tórpida, falleciendo a los diez días del ingreso.
Dada la expectativa de vida del paciente, el hecho de diagnosticarla de perforación y TEP, no le prolongó la vida ni añadió calidad a la misma. En este caso la causa del dolor no era relevante ya que no iba a cambiar la actitud y podía controlarse en su domicilio. Nuestro afán y curiosidad por diagnosticar, así como la medicina defensiva en muchas ocasiones nos conducen al sobrediagnóstico. Nuestro papel como Médicos de Familia es defender a los pacientes de sobrediagnósticos y sobretratamientos en lugar de someterlos a cascadas de pruebas complementarias.La respuesta clínica, la mayoría de ocasiones, está en hablar con el paciente, preguntar por sus deseos y necesidades según el momento de su vida en el que se encuentre.