XXI Jornadas de Residentes y III de Tutores de la semFYC - Cáceres
10 y 11 de noviembre de 2017
Atención Primaria.
Diarrea.
Enfoque individual
Varón de 54 años que acude a nuestra consulta en noviembre de 2013 por diarrea persistente, sin otra sintomatología.
Antecedentes personales: no presenta alergias. Dislipemia en tratamiento dietético. Hipotiroidismo. Ulcus gástrico y duodenal. Alergia estacional. Dermatitis seborreica. Herniorrafia inguinal derecha. Tratamiento: levotiroxina, pantoprazol, Loratadina si precisa.
Exploración física: abdomen blando, no doloroso, sin datos de interés. Resto anodino. Se solicita una analítica, que es normal, salvo que se detectan anticuerpos de enfermedad celiaca positivos. Con la retirada del gluten presenta una clara mejoría. El paciente tiene seguimiento hospitalario y en Atención Primaria hasta que comienza de nuevo un cuadro con alteración persistente del ritmo intestinal en 2015 y se le diagnostica de enfermedad celiaca refractaria tipo I. Comienza un tratamiento inmunosupresor. Pese a ello, no mejora y, tras descartar malignidad, precisa cambio de tratamiento. Presenta leve mejoría, pero de nuevo empeora en enero de 2017, lo que se suma a pérdida de peso y síndrome constitucional. Se realizan pruebas complementarias para descartar nuevamente malignidad.
Enfoque familiar
Sin antecedentes familiares, se realiza estudio a sus dos hijas, que es negativo.
Diagnóstico diferencial
Juicio clínico: linfoma T asociado a enteropatía (LTAE)
Diagnóstico diferencial:
- Diarrea crónica
- Síndromes inmunodeficientes
- Enfermedad de Crohn
Tratamiento
En abril de 2017 comienza tratamiento quirúrgico y quimioterápico. Realizaremos el seguimiento del paciente y de su familia para prestar nuestra ayuda cuando la precisen.
Evolución
Actualmente continúa en tratamiento, con ausencia de progresión por el momento.
La enfermedad celiaca refractaria tiene como complicación más frecuente el LTAE. La presentación clínica del LTAE se manifiesta como diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, etc., en pacientes en los que la dieta sin gluten había controlado los síntomas hasta ese momento. En otras ocasiones, presentan fiebre, linfadenopatía mesentérica con cavitación central, obstrucción intestinal o hemorragia digestiva. El pronóstico es pobre, con supervivencia a dos años del 28%.
Será necesaria la adecuada identificación de síntomas y el control de los mismos, así como el apoyo al paciente y a su familia en el proceso diagnóstico y durante el tratamiento posterior.