Atención Primaria.

Lesión pigmentada.

Enfoque individual

Mujer de 66 años, invidente por degeneración macular asociada a la edad. Acude refiriendo que sus acompañantes le han hecho notar una lesión pigmentada en la palma de la mano izquierda, de nueva aparición, asintomática. Al no poder observarla, no sabe precisar el tiempo de evolución; pero sí refiere que ha ido aumentando su extensión y su superficie se ha hecho más rugosa. No cuenta antecedente traumático. La lesión mide aproximadamente 2x4 cms, es heterogénea, con zonas de hipopigmentación, de bordes regulares con aclaramiento periférico progresivo. A la dermatoscopia presenta un patrón paralelo de la cresta sin observarse glóbulos ni retículo.

Enfoque familiar y comunitario

La paciente es pensionista y recibe asistencia comunitaria por discapacidad visual. Han sido las personas que la atienden quienes la han informado de la lesión.

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Se plantea el diagnóstico diferencial entre un hematoma, que se iría reabsorbiendo progresivamente y una lesión melanocítica. Por la heterocromía. el crecimiento y el patrón paralelo de la cresta; debe tenerse en consideración la posibilidad del melanoma.

Tratamiento y planes de actuación

Se exponen las posibilidades diagnósticas y se pacta citar a la paciente dentro de diez días para evaluar la evolución de la lesión; advirtiendo que si esta se hace sintomática, continúa creciendo o cambia de color acuda de Urgencia.

Evolución

La paciente acude a revisión y la lesión presenta un aspecto similar, aunque se muestra de un color algo más claro. Se decide mantener las recomendaciones y citar a la paciente a los 15 días. En esta segunda revisión, la lesión casi ha desaparecido, con diagnóstico definitivo de hematoma.

Este caso plantea una disyuntiva que se da con frecuencia en las consultas de Atención Primaria: puede tratarse de una lesión completamente banal y autolimitada o de una enfermedad grave de elevada morbimortalidad. En estas circunstancias; el diálogo con el paciente, el reparto de carga de la incertidumbre y un seguimiento periódico y pactado puede resolver situaciones clínicas dudosas evitando derivaciones innecesarias que crean ansiedad para el paciente y familiares y fortaleciendo la confianza e implicación mutuas de profesionales y usuarios del sistema sanitario.