Atención Primaria.

Varón de 42 años que consulta por pérdida súbita del olfato

Enfoque individual

Antecedentes personales: no hábitos tóxicos. Insuficiencia aórtica severa. Portador de marcapasos. Cuatro ablaciones por fibrilación auricular y flútter atípico. Actualmente sin tratamiento. Consulta por cuadro de pérdida súbita del olfato desde esta mañana sin otra sintomatologia acompañante. 18 horas antes del inicio de la anosmia se le había administrado la tercera dosi de COVID-19 Spikevax (Moderna), las dos primeras dosis fueron Corminaty (Pfizer). 

Enfoque familiar y comunitario

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Dada la situación epidemiologica del momento, se orienta como infección por COVID-19, se indica aislamiento del paciente y se realiza test de antígenos, que es negativo, y PCR. Al ser ésta negativa, se realiza serologia para la determinación cualitativa de anticuerpos Coronavirus IgM e IgG de la nucleocápside e IgG de la espícula. La determinación de la nucleocápside fue negativa y altamente positiva la IgG de la espícula (atribuible a la vacunación). En este momento se plantean otros diagnósticos diferenciales menos frecuentes como la exposición a tóxicos, factores nutricionales o enfermedades como insuficiéncia renal, hepàticas, neoplásias. No obstante dada la administración de la vacuna de la COVID-19 se realiza una revisión bibliográfica encontrando diferentes casos de anosmia postvacunación COVID-19. Se descarta realizar nuevas pruebas complementarias a la espera de la evolución y se orienta como un efecto secundario de la vacunación.

Tratamiento y planes de actuación

Descartada la infección por COVID-19 se retira aislamiento y se mantiene el paciente sin tratamiento alguno.

Evolución

Al cabo de unos 7 días el paciente empieza la recuperación del olfato, siendo completa a los 10 días.

Los síntomas nos deben orientar a las causas más probables. La introducción de un fármaco siempre debe ser considerado como posible causante de una nueva simptomatolgoia.  La revisión bibliografica nos puede ayudar a orientar y confirmar otros posibles diagnósticos menos habituales o incluso hasta ahora desconocidos.