Atención Primaria.

Alteración ungueal.

Enfoque individual

Varón de 16 años, sin antecedentes personales de interés.
Primera consulta: Acude madre refiriendo aparición de lesión periungueal eritematosa, edematosa y ligeramente dolorosa en primer dedo de pie izquierdo de un mes de evolución. Aporta fotos. Inicialmente, damos el diagnóstico de panadizo y tratamos con mupirocina.
Consulta sucesiva al mes: Acude paciente por empeoramiento del dolor, con aparición de sangrado con el roce con el calzado. Refiere aparición de secreción purulenta.
Exploración: Tumoración subungueal en primer dedo de pie izquierdo de características eritematosa. Pequeña úlcera en zona distal. Deformidad y levantamiento ungueal. Intenso dolor a la palpación. Buena movilidad del dedo.
Pruebas Complementarias: Radiografía dedos de pie: se observa tumoración densidad calcio dependiente de falange distal de primer dedo.

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Juicio clínico: Exostosis subungueal de primer dedo pie izquierdo.
Diagnóstico Diferencial: Osteocondroma, melanoma, enfermedad de Bowen.

Tratamiento y planes de actuación

Se decide completar estudio con Resonancia Magnética musculoesquelética, actualmente pendiente de realizar.
Se deriva a traumatología para tratamiento.

Evolución

Dada la evolución tórpida, traumatología propone exéresis de la lesión.

Las lesiones en la región subungueal y ungueal son todo un reto para el médico de atención primaria. Pueden ser desde lesiones banales como verrugas hasta tumores malignos como la enfermedad de Bowen o el melanoma. Todas ellas presentan una apariencia similar. Es importante realizar una buena anamnesis y exploración. El uso de pruebas complementarias como la radiografía, la ecografía o la RM nos pueden servir para orientar el diagnóstico. Es importante una derivación temprana para tratar la lesión.
La exostosis subungueal es una proliferación osteocartilaginosa benigna, que aparece en adultos jóvenes y niños. Suele ser de crecimiento lento. Se localiza normalmente en la zona dorsal de la falange distal de un dedo. Se produce por la irritación crónica del periostio como por infección crónica o microtraumas. No maligniza. El tratamiento es quirúrgico.