Enfoque individual
Varón de 64 años que acude por epigastralgia de 3 días de evolución. Refiere epigastralgia continua que no se modifica con la ingesta. Ha realizado un vómito, con persistencia de sensación nauseosa. Deposiciones normales. Afebril.
Antecedentes personales: obesidad. Cervicobraquialgia izquierda por hernia cervical. Gonartrosis bilateral.
Hábitos tóxicos: consumo de alcohol ocasional.
Tratamiento habitual: analgesia a demanda.
Exploración física:
TA 153/88 FC 67 Tº 35.6 Sat O298
Exploración abdominal: doloroso a la palpación de epigastrio. Resto anodino
Derivamos al paciente a urgencias:
Analítica sanguínea: lipasa 405. Leucocitos 12.470 con neutrofilia. PCR 96. Resto anodino.
Electrocardiograma: sin alteraciones.
Se diagnostica de pancreatitis aguda; por lo que, se realiza nueva anamnesis al paciente, preguntando sobre consumo de alcohol, otros tóxicos y productos de herboristería. El paciente refiere está desde enero en seguimiento por Endocrinólogo privado quien le ha pautado Semaglutida para pérdida ponderal.
Enfoque familiar y comunitario
Sin interés
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Pancreatitis aguda por semaglutida.
Diagnóstico diferencial: gastritis, úlcera péptica, gastroenteritis aguda, cardiopatía isquémica.
Tratamiento y planes de actuación
El paciente es ingresado en planta de Aparato Digestivo. Se inicia tratamiento con analgesia.
Evolución
Con el tratamiento instaurado el paciente presenta buena respuesta clínica y analítica, desapareciendo el dolor y con buena tolerancia a dieta oral por lo que es dado de alta.
Se realiza TAC abdominal al alta:
Pancreas:Ligero desflecamiento de la grasa peripancreática adyacente a cabeza, a nivel del surco pancreatoduodenal, y adyacente a proceso uncinado, compatible con pancreatitis a dicho nivel.
La obesidad es el trastorno nutricional y metabólico más frecuente en países desarrollados. Su prevalencia en personas mayores de 18 años se sitúa alrededor del 16% en España. El tratamiento inicial de la obesidad consiste en una intervención sobre estilos de vida que combine dieta saludable con restricción calórica, aumento de la actividad física y modificación de la conducta. En caso de que con estas intervenciones no sea suficiente se puede recurrir a los fármacos, pero siempre teniendo en cuenta que existe incertidumbre en relación a la seguridad, sobre todo a largo plazo. Por tanto, como médicos de atención primaria deberíamos promover e insistir en estilos de vida saludables en vez de usar fármacos como primera línea terapéutica.