XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Atención primaria
Caso multidisciplinar
Prurito
Enfoque individual
Paciente de 84 años, acude por prurito generalizado de días de evolución. También refiere una perdida de peso en los últimos meses que achaca a problemática familiar.
A la exploración destaca aparición de eritema en tórax con alguna lesión de rascado, sin otros hallazgos.
Se solicita analítica general y se instaura tratamiento con antihístaminicos.
Pruebas complementarias: analítica destaca Hemoglobina de 10. Se solicitó endoscopia y colonoscopia que resultaron normales. También se ha realizado ecografía abdominal, con el único hallazgo de un quiste renal benigno.
A los dos meses, el eritema se transforma en lesiones ampollosas que se rompen rápidamente y dejan placa eritematosa, y algunas costras mielicericas. Se instaura tratamiento con corticoides orales con el cual se obtiene una mejoría parcial.
Se intenta disminución de prednisona, y reaparecen lesiones, ahora también en espalda, y ambas piernas, presentan un aspecto más untuoso, que recuerda a una dermatitis seborreica. Se instaura tratamiento antifúngico y se deriva a dermatología, para valoración.
Enfoque familiar
El paciente es cuidador de su mujer quién padece una demencia muy avanzada. En los últimos meses, más volcado con ella, dejando en un segundo plano su propia problemática.
Desarrollo
Como diagnóstico principal se baraja una micosis fungoide.
Diagnóstico diferencial: en un inicio, urticaria, posteriormente penfigoide, dermatitis seborreica, y al final pitiriasis liquenoidea crónica, parapsoriasis.
Tratamiento
Anthistaminicos. Corticoides. Antifúngicos.
Evolución
Se ha realizado biopsia, que no ha resultado concluyente, descarta pitiriasis y aconsejan relacionar posible micosis fungoide con la clínica del paciente. El paciente continua con prurito. A la espera de estudio de extensión (TAC toraco-abdominal) y pruebas inmunológicas.
Es evidente el gran reto que nos suponen en muchas ocasiones las lesiones dermatólogicas. Su diagnóstico diferencial es de gran importancia para instaurar un tratamiento correcto.
Ante la falta de respuesta, es preciso recurrir a los especialistas en dicha área, aunque para ellos en ocasiones sea también imposible llegar a un diagnóstico preciso.
Lo importante del médico de familia, es que no solo contempla una lesión, sino que tiene en cuenta todas las circunstancias que rodean a la persona, dandole en ocasiones la clave para un diagnóstico.