XXXII Congreso de Comunicación y Salud - Zaragoza
Del 23 al 25 de marzo de 2023
Enfoque individual
Rosa, 52 años, DM2. Entra en consulta con hostilidad: “Se ha marchado mi médica, me dijo que volvería ahora”. Cordialmente le explico que está ocupada y que la podría atender yo —médica residente—. Desconfiada acepta.
Con preocupación, comenta “sentirse rara” sin saber por qué. Minimizo la pantalla e inicio la entrevista con pregunta abierta y actitud de escucha activa. Cuenta que tiene peor carácter y está más nerviosa porque no duerme y se levanta cansada. Además, “siente la boca como un zapato” y necesita beber mucha agua. Disgustada, relaciona todo con estrés laboral.
Últimas citas telefónicas. Sin analíticas recientes ni medicación activa.
Acordamos analítica y tratamiento no farmacológico del insomnio. Cito presencialmente.
Enfoque familiar y comunitario
Casada. Vive con su marido e hija. Trabaja como cuidadora domiciliaria de sus “viejitos” —en tono cariñoso—. Buen soporte sociofamiliar y económico.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
En la recogida de resultados: hemoglobina glicosilada de 9.8 y glucemia basal de 298. IMC >33. Reconoce incremento de peso.
Explicamos la relación entre el mal control de la DM2 y algunos de sus síntomas. Retomamos preguntas abiertas para conocer, sin presionar ni juzgar, qué le ha llevado a dejar de realizarse los análisis de control. Reconoce haber dejado de cuidarse (no realiza dieta, no sale a caminar, dejó su tratamiento farmacológico). Permitimos que exprese miedos y pregunte dudas. Está más colaboradora.
Tratamiento y planes de actuación
Planteamos tratamiento farmacológico intensivo. Pedimos su opinión, reconoce sentirse incapaz de comenzar con insulina por mala experiencia familiar (madre tuvo hipoglucemias graves), así como temor a las inyecciones diarias. Le explicamos que entendemos sus miedos y consensuamos iniciar tratamiento con análogos receptores GLP-1 sc semanal con metformina y medidas no farmacológicas.Evolución
A las semanas, comprobamos buen cumplimiento terapéutico.
Se muestra contenta por “cuidarse”. Reconocemos su esfuerzo.
De forma cómplice sonríe y se despide con gesto amable: “Hasta pronto, doctoras”.
La escucha activa de las necesidades del paciente, acompañada de preguntas abiertas, así como la toma de decisiones compartidas, haciendo partícipe al paciente en su proceso y reconociendo su esfuerzo, nos permitieron establecer una relación Médica-Paciente más sólida, basada en la confianza, empatía y respeto, consiguiendo una mejor adherencia terapéutica.