XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Estudio descriptivo, prospectivo, con seguimiento a dos años. Se incluyeron pacientes > 18 años, realizándose las infiltraciones a intervalos de 3-4 semanas (máximo 3 consecutivas), utilizándose acetónido de triamcinolona. Las variables de respuesta fueron: escala visual analógica (EVA) en cada visita, complicaciones y éxito del tratamiento a corto plazo (disminución EVA ≥ 3 puntos entre primera y última infiltración) y largo plazo (6,12, 18 y 24 meses) si el paciente: no presentó dolor posterior que requiriese consulta, no derivación traumatólogo, rehabilitación, ortopedia o cirugía, no ingesta analgésicos y no precisa nueva infiltración (3 meses posteriores).
Se estudiaron 359 infiltraciones, con una media de 58,8 años (73% mujeres). Las infiltraciones más frecuentes fueron: tendinitis del manguito de los rotadores (38,3%), fascitis plantar (16,5%) y bursitis trocantérea (15,7%). Recibieron una media de 1,5 infiltraciones. El éxito global a corto plazo fue del 78,6%, con una disminución de la EVA de 4,4 puntos (p < 0,001), disminuyendo ≥ 4 puntos en las principales patologías, con resultados similares por edad (percentil 50) y sexo (p < 0,05 en todos los casos). A largo plazo, la eficacia global de las infiltraciones disminuyó: 73,3% 6 meses, 64,6% 12 meses, 60,6% 18 meses y 56,5% 24 meses (p < 0,001). Los resultados fueron dispares a los 24 meses: tendinitis del manguito de los rotadores 49,2%, fascitis plantar 49,1%, bursitis trocantérea 66,7%, epicondilitis 47,5% y bursitis anserina 84,8% (p < 0,001). El éxito fue superior en mujeres en la epicondilitis y en < 61 años en la bursitis trocantérea y bursitis anserina (p < 0,05). Solamente el 1,2% tuvieron alguna complicación, todas leves.
Las infiltraciones periarticulares son seguras y efectivas a largo plazo, aunque el resultado varía en función de la patología infiltrada.