XXXIV Congreso de la semFYC - Gran Canaria
del 12 al 14 de junio 2014
Moderador
Gustavo Moreno Valentín
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS de Teror. Las Palmas de Gran Canaria. Coordinador del GdT Actividad Física y Salud de la SoCaMFyC. Miembro del GdT Aparato Locomotor de la SoCaMFyC y del GdT Actividad Física y Salud de la semFYC.
1. La actividad física, útil herramienta en los mayores con exceso de peso
Emilio Salguero Chaves
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS de Valdepasillas. Badajoz. Responsable de la Unidad de Estilos de Vida Saludables del Centro de Salud de Valdepasillas. Miembro del GdT Actividad Física y Salud de la semFYC.
2. Programa de actividad física para mayores del Ayuntamiento de Agüimes
Raquel Estévez Rivero
Licenciada en Educación Física. Experta Universitaria en Prescripción de Ejercicio Físico en Mayores. Coordinadora del Programa de actividad física para mayores del Ayuntamiento de Agüimes, Las Palmas de Gran Canaria.
3. Ancianos, actividad física y comunidad autónoma
Montserrat Romaguera Bosch
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Especialista en Medicina de la Educación Física y del Deporte. CS Ca N’Oriac. Sabadell (Barcelona). Miembro del Consell Assessor de l’Activitat Física del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. Coordinadora del GdT Exercici Físic i Salut de la CAMFiC y miembro del GdT Actividad Física y Salud de la semFYC.
4. Prescripción de ejercicio: Beneficios e impacto en salud
Esperanza Rivero Méndez
Eperanza Rivero Méndez, de 66 años de edad, en calidad de paciente que participa en el programa de actividad física para mayores del Ayuntamiento de Agüimes (Las Palmas de Gran Canaria).
Resumen
La actividad física y el ejercicio han demostrado ser uno de los pilares con los que el médico de Atención Primaria cuenta para mejorar la salud de sus pacientes. Sin embargo, la prescripción de actividad física y ejercicio conlleva una serie de elementos que no siempre son conocidos ni aplicados en el día a día y que se deben tener en cuenta. Diversas barreras pueden causar que la prescripción de actividad física, sobre todo en personas mayores de 65 años, se limite al breve consejo de «camine».
Los objetivos de esta mesa de debate son principalmente motivar a los asistentes a realizar una prescripción de ejercicio físico mucho más centrada en el paciente y, por otro lado, mostrar distintos modelos en los que diversos profesionales, no solo sanitarios sino también licenciados en Educación Física, Administraciones públicas, etc., son capaces de integrar en su día a día.
Teniendo en cuenta la experiencia de un paciente, de una licenciada en Educación Física experta en trabajo con personas mayores, de un médico de familia que integra en una consulta muy especial la prescripción de ejercicio físico o de una médica de familia que trabaja codo a codo con la Administración para el desarrollo de un programa comunitario de educación física y salud, el moderador de la mesa intentará transportar a los asistentes a un viaje motivacional y realista en el que la prescripción de ejercicio físico pueda constituir el motor de la educación para la salud en la Atención Primaria.
Introducción
Diversos estudios demuestran que el sedentarismo está asociado a un incremento del riesgo de padecer múltiples enfermedades crónicas, incluyendo la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la diabetes, la obesidad, y la osteoporosis. Asimismo, el aumento en los niveles de actividad física se ha relacionado directamente con un menor riesgo de estas enfermedades.
Por esto el U.S. Preventive Task Force de Estados Unidos y el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (PAPPS), entre otros, apuntan en sus recomendaciones:
Recomendaciones en Actividad Física y Ejercicio |
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Recomendación |
Grado de evidencia |
Realizar ejercicio físico de forma regular ayuda a mantener la independencia funcional de las personas mayores y la calidad de vida en todas las edades |
A |
Los médicos deben utilizar la actividad física y el ejercicio físico como un fármaco universal, con pocos efectos secundarios y bajo coste |
A |
Estos mismos grupos, así como la OMS, recogen como recomendaciones mínimas de actividad física en personas mayores:
«30 minutos de actividad física/día, bien de forma continua o acumulado en ciclos de 10 min/sesión + 2 sesiones semanales de 10 min/sesión de ejercicios de fuerza, resistencia, equilibrio y flexibilidad.»
Por otra parte, el ejercicio físico es relativamente seguro en la práctica totalidad de los pacientes, sin embargo es pertinente que, como prescriptores y promotores de salud, conozcamos aquellas circunstancias que contraindican la realización de ejercicio físico.
Contraindicaciones para el ejercicio |
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Contraindicaciones absolutas |
Contraindicaciones relativas |
Cambio significativo en el ECG de reposo que sugiere infarto u otro episodio cardíaco agudo |
Presión arterial sistólica o diastólica en reposo de 220 o 115 mmHg, respectivamente |
IAM complicado reciente o angina inestable |
Valvulopatía moderada |
Arritmia ventricular no controlada o arritmia auricular que compromete la función cardíaca |
Alteraciones hidroelectrolíticas conocidas (hipopotasiemia, etc.) |
Bloqueo AV de tercer grado sin marcapasos |
Marcapasos de frecuencia fija |
Insuficiencia cardíaca congestiva agudizada |
Ectopia ventricular frecuente o compleja |
Estenosis aórtica grave |
Aneurisma ventricular |
Aneurisma disecante sospechoso o conocido |
Enfermedad metabólica descontrolada (diabetes, tirotoxicosis…) |
Miocarditis o pericarditis activa o sospechada |
Enfermedad infecciosa crónica (mononucleosis, hepatitis, sida…) |
Tromboflebitis o trombos intracardíacos |
Afección neuromuscular, musculosquelética o reumatoidea que se exacerba con el ejercicio |
Émbolo pulmonar o sistémico reciente |
Embarazo avanzado o complicado |
Infecciones agudas |
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Psicosis |
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AV: auriculoventricular; ECG: electrocardiograma; IAM: infarto agudo de miocardio. |
Desde el punto de vista del paciente anciano, nos quedan, por tanto, toda una serie de cuestiones que plantear en lo que se refiere a la prescripción de ejercicio físico.
Veremos a continuación tres ponencias sobre cada uno de estos aspectos, que esperamos que puedan motivar, asesorar y reflejar a los lectores, que la prescripción de ejercicio físico es una prioridad y que hacerlo con garantías de calidad es posible.
Bibliografía
1. La actividad física, útil herramienta en los mayores con exceso de peso
Desde mayo de 2007, se desarrolla en el Centro de Salud Valdepasillas de Badajoz el Programa de Abordaje Integrado de Exceso de Peso y Sedentarismo que, junto con la Consulta de Tabaquismo, conforman las actividades fundamentales de la Unidad-Escuela de Estilos de Vida Saludables. Durante 12 meses, se combinan contenidos formativos con motivacionales en adultos con sobrepeso alto y obesidad (índice de masa corporal [IMC] > 26,9 kg/m2), en 10 visitas individuales y 10 sesiones a grupos de 12-18 sujetos. El programa se reedita con cada nuevo grupo formado (unas cuatro ediciones por año). Los pacientes acudieron invitados y derivados por su enfermero o su médico de cabecera.
Son objetivos operativos del programa la pérdida del 5 % de peso corporal cada 6 meses, consolidar un estilo de vida activo (al menos 150 minutos/semana de actividad física [AF] moderada), elevar un 10 % la autopercepción de calidad de vida y reducir un 20 % el riesgo cardiovascular (RCV).
Se recogieron datos antropométricos (peso, IMC, perímetro abdominal), cardiovasculares (presión arterial sistólica y diastólica, frecuencia cardíaca, electrocardiograma [ECG]), metabólicos (glucemia, fracciones lipídicas), percepción de calidad de vida, consumo de tabaco y de alcohol, patrones de conducta alimentaria, motivación para iniciar el programa, estimación del RCV, AF realizada en el tiempo libre (en 3 niveles de intensidad ―2, 4 y 6 MET/min― mediante una encuesta semanal autocumplimentada) y estimación de las calorías requeridas para dicha AF.
En las visitas individuales, siguiendo técnicas propias de la entrevista motivacional, se ofrecieron apoyo, información, motivación y seguimiento, orientados a cambiar, a un ritmo adaptado a cada sujeto, las rutinas y las conductas facilitadoras del aumento de su peso por otras con efecto contrario, como el progresivo incremento de la cantidad e intensidad de la AF diaria, aspecto que juzgamos imprescindible, no solo por el gasto energético que supone, sino como método más efectivo para no recuperar el peso que se ha conseguido perder.
En las sesiones grupales se utilizaron técnicas básicas de dinámica de grupo y terapia cognitivo-conductual, fomentando la participación y la interacción de los pacientes, apoyados con proyecciones audiovisuales y sesiones prácticas (uso del podómetro, automedición de la frecuencia cardíaca, control de la «velocidad» de ingesta, búsqueda de recursos en la web, etc.).
En la visita inicial se entregan al paciente un podómetro y una carpeta, donde se van incorporando diversos documentos informativos y de autorregistro.
En estos 7 años, se ha prestado ayuda a 271 sujetos adultos, de los cuales 46 (el 17 %) eran mayores de 65 años. En comparación con los valores previos a la intervención educativa, se resumen los cambios en las principales variables:
Actividad física prescrita durante el programa
Siguiendo las evidencias disponibles y nuestra experiencia, se ha priorizado la AF aeróbica (al 60-80 % de la frecuencia cardíaca máxima teórica para cada sujeto) como la más segura y efectiva para la pérdida de grasa corporal, junto a la realización de 2-3 sesiones semanales (de unos 20 min, separadas entre sí 48 horas) de ejercicios de fuerza suaves. Además, se recomendó realizar diariamente no menos de 10-15 minutos de ejercicios de flexibilidad. Se realizaron demostraciones en estas tres cualidades de ejercicio para su mejor comprensión.
Integrar y priorizar la práctica de AF en una intervención orientada a perder peso no solo incrementa sensiblemente la probabilidad de éxito, sino que parece añadir beneficios extra respecto al abordaje exclusivamente dietético. Se describe en esta ponencia una opción inocua y coste-efectiva para reducir la prevalencia de estos dos graves problemas de salud en nuestros pacientes, mejorando así el control de sus enfermedades crónicas e incrementando su calidad de vida.
Además, la experiencia muestra que resulta más fácil lograr que un paciente sedentario adquiera un estilo de vida activo, que mantener una relevante pérdida de peso en los obesos. De ahí la gran utilidad de la AF como «motor de arranque» en un plan estructurado para perder peso, o para iniciar un cambio en el estilo de vida de nuestros pacientes mayores.
Por fin, la intervención que se describe, en pacientes motivados, reporta una importante satisfacción personal y profesional al educador, que ve reforzadas sus propias convicciones y hábitos de salud.
2. Programa de Actividad Física para Mayores del Ayuntamiento de Agüimes
El Programa de Actividad Física para Mayores del Ayuntamiento de Agüimes nació en el año 1996 gracias a una iniciativa de la Concejalía de Asuntos Sociales del Ayuntamiento.
Con el objetivo de fomentar, animar e integrar la actividad física en la población anciana, dicha concejalía puso en marcha un conjunto de actividades dirigidas a mayores de 55 años, residentes o no en el municipio, mediante el aprovechamiento de las instalaciones del Centro de Mayores del pueblo de Agüimes (todavía no se extendían a otros barrios).
Durante los siguientes años el Programa abarcó todos los barrios del municipio y aumentaron las actividades, que son impartidas por licenciada/os en Educación Física y que comenzaron a utilizar las instalaciones deportivas que poco a poco se fueron mejorando en el municipio de Agüimes.
Pero fue a partir del año 2006, bajo la dirección de la Concejalía de Mayores, cuando el proyecto cambió su objetivo y comenzó a plantear un Programa de Actividad Física para Mayores con el fin de mejorar la calidad de vida y las patologías específicas de cada alumno por medio del ejercicio físico.
Para ello, son fundamentales la colaboración, la participación y la coordinación de los responsables del programa, los licenciados en Educación Física que imparten las clases y los profesionales sanitarios del Centro de Salud y Consultorios municipales.
1. Objetivos del programa A.F.
2. Esquema de trabajo de cada sesión
3. Organización de la clase
Evaluación: ¿hemos conseguido los objetivos pactados?
4. Metodología
Mando directo modificado, asignación de tareas y minicircuitos
5. Qué tipo de alumnos
Aunque el programa está dirigido a mayores de 55 años o menores que tengan alguna patología que se pueda beneficiar, el perfil general del alumno es: mujer, entre 55 y 85 aproximadamente, casada, con hijos, sin estudios o estudios primarios–secundarios, con escasa participación de hombres.
Las alumnas que tienen experiencia en la práctica de actividad física son escasas, ya que la mayoría empezaron a trabajar a temprana edad y fueron madres muy jóvenes, lo que imposibilitó su vivencia en la práctica de actividad física. La cultura del trabajo y el cuidado de los hijos limitaban el tiempo de ocio para la práctica de actividad física y mucho menos deportiva.
El número de alumnos y alumnas ha ido aumentando progresivamente cada año, desde los 40 que iniciaron el programa hasta los casi 300 en la actualidad.
6. Antes de empezar la actividad
3. Ancianos, Actividad Física y Comunidad Autónoma.
Si hace unas décadas las enfermedades infecciosas fueron la principal causa de mortalidad entre nuestros antepasados, en la actualidad son las enfermedades no transmisibles (ENT) (cáncer y cardiovascular), las que causan mayor morbimortalidad entre los ciudadanos, originadas por estilos de vida poco saludables en etapas previas; se prevé, en los próximos años, un incremento de su prevalencia en todo el mundo dado el envejecimiento poblacional del planeta.
A escala mundial, se ha doblado en los últimos 30 años el número de obesos, alcanzando ya la escalofriante cifra de 1 billón, con la merma en salud, calidad de vida y gran impacto en las cargas sobre los servicios sanitarios.
Debemos buscar su origen en determinantes sociales como la pobreza, la globalización, la urbanización desmesurada, la generalización de las nuevas tecnologías y la mecanización del entorno laboral, que conducen a una inadecuada dieta, al consumo de tabaco y de alcohol, y a conductas sedentarias entre los ciudadanos.
Esos hábitos darán lugar a factores de riesgo como obesidad, dislipemia, diabetes mellitus 2 (DM 2) o hipertensión arterial, desembocando posteriormente en la enfermedad cardiovascular que cada año mata en el mundo a 36 millones de personas. La inactividad física ya está considerada como el mayor problema de salud pública.
Paradójicamente, aunque es el factor de riesgo cardiovascular más prevalente, sigue siendo el menos abordado todavía desde las consultas de Atención Primaria (AP).
Ante este escenario cambiante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su asamblea anual de hace diez años, puso en marcha la «Estrategia mundial de lucha contra las ENT» estableciendo políticas y planes integrales para promover la alimentación saludable y la práctica de actividad física en colaboración con gobiernos, sociedad civil, sector privado y medios de comunicación.
A lo largo de estos años, distintas iniciativas se han puesto en marcha en todo el mundo. Los países que más recursos han invertido, como Australia, Nueva Zelanda y Canadá, demuestran cómo mejoran la salud y la calidad de vida de sus ciudadanos dotando de mejoras el entorno urbano, facilitando los desplazamientos activos y mejorando su seguridad (andar, bicicleta) y dotando de buenas redes de transportes públicos que mejoran también la calidad medioambiental, produciendo un efecto llamada a que más ciudadanos sean activos en el entorno urbano.
La OMS recomienda en población adulta un mínimo de actividad moderada de 30 minutos al día 5 días a la semana para obtener beneficios en salud (evidencia de reducción en la prevalencia de DM 2 del 27 %, reducción de la cardiopatía isquémica del 30 %, disminución de la prevalencia de algunos tumores como los de mama o colon del 21-24 %). En mayores de 65 años, la duración e intensidad recomendadas son las mismas aunque se han publicado grandes mejoras si se alcanzan los 300 minutos por semana de actividad moderada o los 150 minutos de intensa .Un podómetro puede ser una herramienta motivadora para medir los pasos andados y anotarlo en un diario y un pulsómetro permite el control de la frecuencia cardíaca en rango de seguridad.
En ancianos, para contrarrestar la pérdida de masa ósea y la sarcopenia, se deberían practicar ejercicios de potenciación de fuerza dos veces por semana y para prevenir el riesgo de caídas, se recomiendan ejercicios de equilibrio (tipo taichí) al menos tres veces por semana.
Actividades en medio acuático (tipo aquagym) son muy aceptadas entre la población femenina, mejoran el dolor y el impacto articular en un entorno lúdico y social.
En la población española entre 18-65 años, según la Encuesta de Salud 2012, la prevalencia de sedentarismo es del 63,2 % y a los 85 años alcanza el 82,6 %. Aunque caminar es la actividad más practicada entre los jubilados activos, el baile, la jardinería, el cuidado del huerto, el senderismo, el golf, las actividades acuáticas o desplazamientos en bicicleta pueden ser alternativas motivadoras, que no tienen nada que ver con el estigma erróneo de actividad física = deporte = actividad para jóvenes con finalidad competitiva .
Fruto de la estrategia de la OMS, el Ministerio de Sanidad Español, en 2005, puso en marcha la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad).
Posteriormente, cada comunidad autónoma ha desarrollado planes de abordaje que no siempre han llegado a la ciudanía al no integrar serias intervenciones con otros departamentos, como transporte, urbanismo, educación física activa en la escuela, deporte extraescolar, sensibilización por medios de comunicación y mejora de la formación de los profesionales de la salud en prescripción de actividad física, identificación de pacientes sedentarios en consulta y evaluación de la intervención.
Entre las iniciativas en entorno sanitario reconocidas por la NAOS, destacamos el programa PAFES (Programa Activitat Física Esport i Salut) para población adulta, iniciado en Cataluña en 2006, que pretende la participación activa de los profesionales de AP (médicos y enfermería). Tras una detección oportunista en la consulta del grado de actividad física, se clasifica en la historia clínica y se ofrece consejo individualizado, que incluye la propuesta de caminar por rutas urbanas próximas al centro de salud, señalizadas y validadas, en un entorno seguro, de distintos niveles de dificultad y la entrega de los folletos.
Profesionales del centro acompañan, coincidiendo con el día mundial de la actividad física, a pacientes a caminar por estas rutas e intervenir para practicarlo con seguridad. Durante las dos primeras temporadas de PAFES, se ofertó a pacientes sedentarios con factores de riesgo cardiovascular pero sin evento desarrollado la visita por médicos del deporte en el centro de salud y la participación durante 6 meses en un programa supervisado por licenciados de actividad física formados específicamente para dirigir actividades en estos pacientes (la mayoría ancianos) en grupos muy reducidos en instalaciones deportivas próximas al centro de salud. Entre dos y tres sesiones por semana, estructuradas en calentamiento, actividad propiamente dicha y vuelta a la calma, donde se adaptaban a la condición física de los participantes actividades en piscina, gimnasio o vía pública, sesiones para mejorar el rendimiento aeróbico, pero también flexibilidad, equilibrio, ansiedad y sociabilización. Los test se repitieron a los 6 meses con mejoras significativas.
La población anciana es la más frecuentadora de AP. Los médicos de familia conocedores de los recursos que ofrece la comunidad debemos ser proactivos a la hora de individualizar el consejo de actividad física y realizar un seguimiento del cumplimiento para mejorar la seguridad y la adherencia desde la consulta.
Bibliografía