Enfoque individual

Alberto, 56 años, sin antecedentes. Independiente y laboralmente activo. Acude con María, su «compañera de vida» como él dice.

Enfoque familiar y comunitario

Casado con María con quien vive, además de su hija Carmen y su perra Lia.

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Era un viernes de agosto, la residencia recién empezada y siendo consciente que un «mismo motivo de consulta» nunca iba a ser igual. Ahí empezaba la Medicina que no estaba en los libros. Nuevo paciente: «Disfagia de dos meses de evolución». Y…¿viene hoy?; pensamientos prejuiciosos asomaban. Tengo la manía de poner atención a todo aquello que se mueve antes, dentro y después de la consulta. A pasos lentos e inseguros entra Alberto junto con María. Dos meses de disfagia progresiva, cansancio y pérdida de fuerza. En informe se leía: «Enfermedad primera motoneurona» pendiente de estudio. La clínica avanzaba rápido, acompañada de incertidumbre y miedo. La pantalla me distanciaba de ellos, me coloco en la camilla. Resumimos juntos la información. Hablo de su clínica y cómo lo estaba viviendo. Con la exploración, su sintomatología florecía. Al preguntarle: ¿cómo estás?, rompe a llorar. Un sutil y duradero apretón de nuestras manos se convirtió en el gesto más cálido. Dos impresiones clínicas sin diagnóstico certero, lo más importante: Alberto, a quien teníamos justo enfrente. María, ya era también paciente, en los dos sentidos de la palabra. 

Tratamiento y planes de actuación

Acordamos con Neurología y Alberto empezar tratamiento y seguimiento, además con su Médica de Familia. Su forma de salir de la consulta fue diferente, mismo cansancio y clínica aunque ahora se había llenado un poquito de esperanza. 

Evolución

Un año después, suena el teléfono en reanimación: «Paciente con Miastenia Gravis con inestabilidad tras administración de IgG». Volvemos a vernos. Mismo lugar con diferente situación. Ahora ya nos conocemos; ahora ya hay diagnóstico pero desde entonces nada es igual. Miento, el apretón de mano volvió a ser el momento más cálido.

Existen encuentros médico-pacientes que además de recuerdos, son aprendizaje demostrando la importancia de sentirse atendido y entendido, respaldado con la escucha, los mismos que recuerdan el «por qué empezaste» el camino que elegiste.