VII Jornadas semFYC de Medicina Rural
27 y 28 de octubre
Enfoque individual
Paciente hombre de 44 años, solicita consulta telefónica y desde administración se plantea en observaciones «orinó sangre». Realizamos la llamada y nos responde al teléfono una mujer (a la que conocemos como esposa del paciente de otras ocasiones), que desconoce el motivo de la consulta y pregunta insistentemente de qué se trata. Explicamos que, por motivos de confidencialidad, queremos hablar con el paciente sin darle más datos. Enfadada nos cuelga el teléfono alegando no entender por qué no le damos datos «si ella es su mujer». Pasados unos días, vemos nueva consulta telefónica, facilitando otro número, llamamos e indicamos al paciente que acuda presencialmente.Enfoque familiar y comunitario
Este caso nos hizo reflexionar acerca de lo fácil que es cometer errores en relación con la confidencialidad mediante consultas telefónicas. Es muy importante contar con el consentimiento del paciente para facilitar datos a terceros, aunque estos nos indiquen ser familiares. Finalmente en la consulta presencial el paciente aclaró que acababa de divorciarse y no había actualizado los teléfonos de contacto en un primer momento, agradeciendo el manejo de la situación que habíamos tenido.Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
En este caso no hacemos referencia al motivo clínico (hematuria), sino a la importancia de la confidencialidad médico-paciente y al manejo cauteloso de la información clínica.Tratamiento y planes de actuación
Desde aquel momento, ante consultas telefónicas en la que deban abordarse motivos clinicos, confirmamos de forma fehaciente el interlocutor y en caso de duda o complicaciones comunicativas, instamos al paciente a acudir presencialmente.Evolución
El paciente se encuentra en estudio de su hematuria y ha cambiado en la ficha del centro sus datos de contacto.