En nuestro entorno, un 10% de la población vive solo. La mitad de ellos tiene más de 65. El 41% de los mayores de 65 años afirma sentirse solo. La soledad no deseada es un factor predictor independiente de fragilidad. Desde 2024, prestamos atención integral a la soledad no deseada. Contamos con efectivos del ayuntamiento, entidades sanitarias, sociales y otros activos en salud de la localidad para cuantificar la magnitud del impacto de la soledad en la población, sensibilizar y generar conocimiento al respecto, tanto a nivel poblacional como profesional sanitario-social, y desplegar recursos y servicios para prevenir, detectar e intervenir la soledad. Se facilita la relación interpersonal e intergeneracional, la promoción de programas basados en animales de compañía y en la tecnología humanizada, a la par que se ofrecen herramientas personales para la autogestión, con atención especial en momentos de transición vital.

La asistencia comunitaria a la soledad no deseada facilita la identificación precoz para realizar intervenciones individualizadas, permite un abordaje integral que es clave para mejorar los resultados en salud de nuestros pacientes, además de su calidad de vida y su experiencia con el sistema de cuidados.

Solución comunitaria escalable para el reto de soledad no deseada que plantea una proporción importante de la población, independientemente de la edad y sus determinantes sociales.