Comunicaciones: Casos clínicos

El sabor agridulce de la Coca-Cola (póster)

ÁMBITO DEL CASO

Consulta de Atención Primaria.

MOTIVOS DE CONSULTA

Paciente que solicita análisis y revisión refiriendo cansancio.

HISTORIA CLÍNICA

Enfoque individual

Antecedentes personales: Fumador de 82 paquetes/año, deportista (ciclismo 3 días/semana). 

Anamnesis: Varón de 58 sin RAM. Tras entrevista más dirigida reconoce pérdida de 5 kg de peso, que achaca a exceso de trabajo, y desde hace 3 semanas polidipsia y poliuria. No refiere ingesta enólica habitual, sólo Coca-Cola (3 litros/día).

Exploración: Física general y por aparatos normal. TA: 165/85, IMC 25.7

Pruebas complementarias: Glucemia plasmática 234 mg/dl, HbAc 13.1%, Colesterol total 219, triglicéridos 157, LDL 140, cetonuria positiva.

Enfoque familiar

Trabaja como autónomo en bar propio.

Padre con Diabetes Mellitus tipo 2

Desarrollo

Juicio clínico: Debut de Diabetes Mellitus de probable tipo 2.

Tratamiento

Plan de actuación:

Medidas higiénico dietéticas: Dieta equilibrada retirando el alcohol y la bebida de Cola, consejo firme antitabaco.

Tratamiento farmacológico: Insulina Detemir 0-0-10, Metformina 850 mg 0-1-1

Evolución

Su situación metabólica ha ido mejorando progresivamente permitiendo ajustar las dosis de insulina y en pocas semanas sustituirla por repaglinida (ante el rechazo del paciente a la insulinoterapia), manteniendo siempre Metformina.

Dos años después permanece asintomático, sin descompensaciones, con buena calidad de vida y objetivos de buen control metabólico: IMC 23, glucemias basales plasmáticas entre 95-110 mg/dl y HbAc entre 5.8-6%. 

Ha normalizado sus hábitos alimenticios, es fumador de 4 cigarros/día. En tratamiento actual con metformina 850 mg 0-1-1.

CONCLUSIONES

La aplicabilidad de este caso se basa en la importancia de realizar una correcta anamnesis e indagar en hábitos, creencias y motivaciones del individuo. Nuestro paciente no entendía cómo la bebida de Cola podía estar perjudicando su salud. Resultó difícil convencerlo de la necesidad de insulinizarlo en la primera fase, hubo que invertir tiempo en intentar modificar actitudes y estilos de vida. Gracias a la colaboración de enfermería, el paciente ha adquirido conocimientos suficientes para un buen manejo de la enfermedad, con lo que ha conseguido promover conductas y hábitos saludabes que han controlado su enfermedad.

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