13-14-15 de noviembre de 2025
Atención primaria y multidisciplinar.
Mareos y acúfenos.
Enfoque individual
Antecedentes personales: Hipotiroidismo, vitíligo.
Mujer de 56 años que acudió a Atención Primaria (AP) por 1 semana con vértigo, náuseas y acúfenos tras cambios posturales. En la exploración solo destacó lateralización a izquierda en la marcha y Romberg, sospechándose vértigo paroxístico posicional benigno y derivándose a Otorrinolaringología.
Hasta el diagnóstico definitivo, la paciente consultaba a AP quincenalmente, por empeoramiento clínico progresivo: llegó a tener 3 episodios diarios intensos, incluso en sedestación, con posterior astenia; el giro se transformó en inestabilidad siempre a la izquierda, asoció temblor distal, marcha atáxica, desatención, cefalea, mialgias y parestesias generalizadas, sonofobia, otalgia e hipoestesia en oreja izquierda... todo ello sin cambios exploratorios. En cada consulta, se descartaba sintomatología ansiosa hasta que al quinto mes, expresó nerviosismo y preocupación secundarias.
Durante este periodo, desde AP se solicitaron analítica y electrocardiograma (ambos anodinos) e interconsultas a: Otorrinolaringología, Neurología, Cardiología, Medicina Interna y Reumatología. Todos dieron alta a la paciente, sugiriendo diagnósticos psicosomáticos del tipo “Mareo por estrés”, “Fibromialgia”, “Ansiedad”... pautando tratamientos como Clotiazepam, Desvenlafaxina y Zoplicona; y aconsejando derivarla a Psiquiatría. Neurología, además, solicitó una Resonancia Magnética Nuclear (RMN) cerebral con contraste.
La paciente no convencida de tales diagnósticos ni tratamientos, consultó de nuevo a AP. Se volvió a descartar ansiedad como causa y se le aconsejó esperar al resultado de la RMN antes de tomarlos.
Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Seis meses tras iniciarse los síntomas, la RMN cerebral reveló un Neurinoma intracanalicular de conducto auditivo interno izquierdo de 9.9 por 3.4mm.
Tratamiento y planes de actuación
Precisó Radioterapia, Rehabilitación, Pregabalina y a aprender a vivir con ciertas limitaciones.
Evolución
Actualmente, 8 años después, sigue sin precisar ansiolíticos.
La relación médico-paciente, la comunicación y la longitudinalidad propias de AP permiten conocer muy bien al paciente y ayudan a discernir entre patologías psicosomáticas y orgánicas. La escucha activa y el razonamiento clínico invitan a insistir en nuestra sospecha diagnóstica y descartar organicidad ante sintomatología miscelánea; independientemente del juicio clínico de los otros profesionales implicados; evitando así, infravalorar los síntomas y cometer errores diagnósticos y de tratamiento, que puedan mermar la calidad y esperanza de vida de nuestro paciente.