La necesidad de conocer el contexto familiar y comunitario para abordar un problema en consulta. La importancia de fomentar el seguimiento por parte de un mismo profesional sanitario en atención primaria. Dar a conocer las situaciones vividas en personal concontratos eventuales.

Una joven de 19 años con retraso mental leve que acude sola a consulta de enfermería para consejos nutricionales por su sobrepeso y alteraciones analíticas. Un relato inverosímil acerca de sus hábitos dietéticos y tiempo libre. El periodo estival en el cual tanto administrativa, enfermera como médico somos personal eventual. Consulta de una mujer de 47 años por una tendinitis aquílea. Continúa el personal eventual. La misma joven consulta porque el día previo abandonó el servicio de urgencias antes de que le inmovilizaran una fractura de extremidad inferior dado que su padre “se tenía que ir”. Seguimos sin atar cabos. Un hombre de 53 años que consulta por los resultados de un test de aliento. Revisión de incapacidad laboral temporal de la mujer por su tendinitis aquílea, su marido vendrá a recogerla. Todos estos hechos sucedieron a lo largo de 3 semanas en un consultorio rural que tan solo consta del personal anteriormente descrito. Tras varios detalles, acabamos encajando el puzle y formamos un pequeño genograma.

A lo largo de las consultas, concluimos que podría ser necesaria una intervención familiar donde aclarar cuál era el papel de la joven en esa familia y la implicación de los padres en sus cuidados. Obtuvimos una buena respuesta, identificando problemas y  pactando objetivos próximos.

Considero que esta experiencia plasma una situación cotidiana del médico eventual, donde algo tan básico como conocer a las familias, se convierte en una difícil tarea. Además, refleja la importancia de las intervenciones familiares, poco presentes en nuestro día a día y que pueden llegar a ser de gran valor para el correcto seguimiento de nuestros pacientes.