XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Ponente
Javier Bris Pertíñez
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS Villa de Vallecas. Madrid. Coordinador del GdT de Salud Basada en Emociones de la semFYC.
Resumen
Son numerosos los estudios y publicaciones que afirman que el estado anímico del profesional es manifiestamente mejorable con importantes repercusiones sobre la propia salud mental, el clima laboral y la relación con el paciente.
Todas las estrategias de abordaje de esta situación han de tener una doble orientación, tanto a nivel de la organización como a nivel individual. A este segundo grupo es al que se dirige el foco de atención de esta mesa de trabajo.
A lo largo de la exposición abordaremos elementos clave relacionados con las herramientas necesarias para la búsqueda de la motivación del médico de familia, de manera que sea capaz de cubrir sus auténticas necesidades personales y profesionales y encuentre en el «autoliderazgo» un elemento clave para abordar su desarrollo y bienestar.
Ya en 1974 se adoptó el término burnout por Freudenberger y desde entonces han surgido numerosos estudios y publicaciones sobre este tema que afecta a gran parte de la población y tiene unos elevados costes, no solo a nivel económico sino también de índole personal y social. Podría decirse que este proceso cursa con sensaciones de agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral que surge especialmente entre aquellos profesionales que trabajan con las personas.
La sobrecarga crónica de trabajo, el estrés mantenido o la falta de tiempo para satisfacer correctamente las demandas de atención son algunos ejemplos de factores que contribuyen a explicar que, en estudios de prevalencia, los médicos de familia ocupen los primeros puestos entre los profesionales con burnout.
En otras ocasiones aparecen actitudes que revelan conductas que, cuando menos, podrían definirse como «revisables» y que pueden actuar como causa o consecuencia de «disconfort» entre los profesionales; por ejemplo, aquellas asociadas a actitudes de mera «complacencia» ante demandas injustificadas o la conocida como «inercia terapéutica».
En esta exposición se proponen una serie de puntos que pueden resultar clave desde el punto de vista preventivo. Los puntos se irán desarrollando tras tomar como modelo un tipo concreto de actuación que, en principio, nada tiene que ver con la materia aquí desarrollada pero que aporta algunos elementos que podrían ser extrapolados a esta situación; se trata de la formación en reanimación cardiopulmonar básica (RCP). Para empezar, la formación en RCP cuenta con un gran éxito en general, no solo por la incuestionable calidad comunicadora de sus ponentes sino porque aportan dos elementos importantes en la «motivación» de un profesional. Por un lado, proporcionan herramientas para alcanzar aquellas metas que uno considera deseables, como salvar la vida a un paciente, y, por el otro, contribuyen en la adquisición de habilidades para evitar aquellas cosas negativas o indeseables y que todos los profesionales quieren evitar como la mala praxis. Con este objetivo se aportan las siguientes claves, las 5 Aes:
Análisis. Cuando se perciben los primeros síntomas de agotamiento mental o de conductas que no coinciden con el comportamiento deseado es preciso tomarse un momento para analizar la situación y registrarla desde planteamientos como: ¿Qué conducta he tenido?, ¿cuál ha sido la reacción no deseada?, ¿qué factores han influido en su aparición?, ¿cómo puedo actuar para tener un comportamiento más constructivo? De igual manera que en el algoritmo de la RCP no se comienza a actuar sin antes analizar si responde el paciente, en la práctica de la RCPeB es necesario tomar conciencia de qué es lo que uno está sintiendo y qué es lo que hace y puede hacer al respecto.
Aislamiento de factores negativos para el desarrollo del proceso. De igual forma que ante una parada cardiaca es necesario actuar habiendo alejado previamente al paciente y a uno mismo de situaciones de riesgo que puedan empeorar aún más el pronóstico, también, es necesario en la situación de deterioro emocional aprender a aislarse de aquellos elementos que lo empeoren aún más. La filosofía de la queja estéril, el victimismo o la falta de empatía son algunos ejemplos de elementos negativos que se deben evitar.
Asumir el propio liderazgo. De igual forma que ante una RCP no puede haber diferentes líderes que dirijan la situación con órdenes contrapuestas, en el abordaje preventivo del deterioro emocional existen algunos elementos que deberán ser liderados por la organización o el equipo y otros que uno mismo habrá de asumir en el desarrollo del propio liderazgo. Para ello es preciso generar planes y convertirlos en acciones dirigidas a la satisfacción de las propias incertidumbres. En el autoliderazgo es necesario considerar también el desarrollo de otras habilidades como la gratitud, la autoaceptación y el sentido del humor.