XXXIX Congreso de la semFYC - Málaga
del 9 al 11 de mayo de 2019
Servicio de urgencias
Eritema generalizado. Malestar general.
Enfoque individual
Antecedentes personales: sin interés
Anamnesis: paciente mujer de 29 años que acude a urgencias por sensación febricular y malestar general acompañado de eritema generalizado, que predomina en hemicuerpo superior. Refiere sensación de quemazón de la piel en piernas y brazos. Náuseas y vómitos. Febrícula (37,7ºC). No otra sintomatología digestiva ni síntomas neurológicos. No tos, no disnea no expectoración. No lesiones oculares ni orales. Refiere contacto con azufre hace 10 días. A las 48 horas del contacto comenzó con la misma clínica y en urgencias se le pautó tratamiento antihistamínico. Al día siguiente volvio a acuir y se le pautó deflazacort en pauta descendente (que continua actualmente).
Exploración: Tª 36,4. Consciente y orientada en las tres esferas. Buen estado general, bien hiratada y perfundida. No bocio, no adenopatías, no signos de ingurgitación yugular. No lesiones orales. AC rítmica y sin soplos, AP sin ruidos patológicos. Abdomen blando y depresible, leve molestia en hipocondrio derecho a la palpación. Piel: eritema generalizado. Exploración neurológica: sin alteraciones.
Analítica: sin alteraciones
Gasometría venosa: sin alteraciones
Radiografía tórax: sin patología objetivable.
Enfoque familiar y comunitario
Vive en entorno urbano. No otros contactos ambientales.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Exposición a azufre sin repercusión clínica significativa
Diagnóstico diferencial: Alergia alimentaria, Reacción adversa farmacológica.
Tratamiento y planes de actuación
Plan: realizar estudio completo con analítica, radiografía de tórax y gasometría venosa. Continuar con su tratamiento prescrito.
Evolución
La paciente permanece afebril con exploración normal, refiriendo sensación de quemazón cutánea. Ante la normalidad exploratoria se plantea mantener observación hospitalaria o domiciliaria, decidiendo finalmente la paciente esto último.
El azufre se absorbe por inhalación o por ingestión. Provoca irritación cutánea de los ojos y de las vías respiratorias.
Tras exposición inhalada ocurre sensación de quemazón, tos y dolor de garganta. La exposición dérmica produce enrojecimiento cutáneo. En caso de ingestión se produce sensación de quemazón y diarrea. El contacto prolongado o repetido puede causar sinusitis, dermatitis y bronquitis crónica.
Tras desaparecer el eritema cutáneo y ante la estabilidad clínica y analítica de la paciente, se decide alta.