Atención Primaria.

Hipoestesia e hipoperfusion distal miembros superiores.

Enfoque individual

Varón de 50 años, fumador activo con consumo 15 paquetes/año que consulta por frialdad, entumecimiento en región distal dedos de ambas manos y cambios en la coloración de los mismos. Destaca disminución pulsos distales radiales y cubitales en ambas extremidades. Se realiza radiografía que resulta normal, analítica con elevación moderada reactantes fase aguda (PCR 20) y marcadores autoinmunidad negativos (FR 7.1, ACPA 1.9, ANA negativo, HLA B27 negativo). Ecodoppler arterial con estenosis leve de vasos distales ramas segmentarias de arteria cubital y radial bilateral.

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

El diagnostico de esta entidad, la tromboangeítis Obliterante se basa fundamentalmente en la sospecha clínica ante la presencia de frialdad, trastornos de la sensibilidad, trastornos tróficos en forma de úlceras isquémicas. Para el diagnóstico diferencial se deben considerar aquellas afecciones que cursen con problemas isquémicos zonas distales de las extremidades. 

Tratamiento y planes de actuación

La primera medida que se debe tomar y la que marca el pronóstico de la enfermedad es la suspensión del hábito tabáquico. Los vasodilatadores como los antagonistas del calcio o los análogos de las prostaglandinas (como iloprost o alprostadil) consiguen en determinados pacientes mejoría de la sintomatología También se han publicado resultados beneficiosos con el uso de antiagregantes plaquetarios ante una trombosis arterial o venosa está indicado el tratamiento convencional con heparina y posteriormente acenocumarol.  

Evolución

El paciente actualmente está en tratamiento con ácido acetilsalicílico 300mg cada 24h, así como nifedipino 20 mg cada 8h, con lo que el paciente actualmente está controlado y estable. Realizamos terapia conductual de hábito tabáquico para ayudar al paciente a la deshabituación del mismo. 

 La asociación entre tabaquismo y actividad de la enfermedad es evidente. Así, la presencia de la enfermedad en pacientes no fumadores es poco frecuente. La abstinencia tabáquica consigue un curso favorable de la enfermedad, mejorándola o estabilizándola, y es ahí donde el médico de familia tiene un papel fundamental, en el de ayudar al paciente a la deshabituación tabáquica.