XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Mixto.
Caso multidisciplinar.
Artralgias y fiebre.
Enfoque individual
Antecedentes personales: HTA.
Anamnesis: varón de 37 años de edad que consulta por fiebre de 2 días de evolución con picos de hasta 38,7ºC que se acompaña de artralgias y discreta infamación en ambos tobillos y codos. Asocia odinofagia sin tos ni mucosidad. La fiebre ha aparecido en los dos días por la tarde, estando asintomático por la mañana aunque con discretas mialgias generalizadas.
Exploración: tobillos edematosos y discretamente eritematosos de forma generalizada, faringe con signos de inflamación sin exudado. Resto de órganos y sistemas normales.
Pruebas complementarias: analítica general donde dectectamos altas cifras de creatinia kinasa (473U/L), Proteína C Reactiva (86mg/dL), Ferritina (1354mcg/dL), Fator Reumatoide negativo. Resto de bioquímica, hemograma y coagulación con valores dentro de la normalidad.
Enfoque familiar
Familia nuclear en formación. Buena red social.
Desarrollo
Juicio clínico: Enfermedad de Still del adulto.
Diagnóstico diferencial: Cuadro pseudogripal, Faringitis aguda, Artritis séptica, Gota, Mononucleosis, Fiebre Reumática, Enfermedad de Still.
Problema: banalizar cuadros poco claros a pesar de que la mayoría de patología que se ve en la consulta es la más frecuente.
Tratamiento
En principio el paciente se trató con antitérmicos y antiinflamatorios y el cuadro evolucionó torpemente. Ante la aparición de cuadros similares en dos meses de evolución, realizamos el diagnóstico diferencial de la fiebre y artralgias y solicitamos analítica general. A la vista de los resultados derivamos al paciente a la consulta de reumatología para concretar el diagnóstico y descartar otras patologías.
Evolución
Favorable, aunque continúa con recaídas.
De este caso debemos destacar la importancia de detectar qué es normal y qué no lo es en la evolución de las patologías. Ante un caso que no mejora de forma correcta a pesar del tratamiento, el médico de familia no debe dejar de preguntarse si hay alguna enfermedad menos frecuente que pueda estar detrás de todos los síntomas. Realizar diagnósticos diferenciales debe ser una práctica habitual también para el médico de familia, ya que ayuda a orientar la patología y encontrar el diagnóstico más probable.