Incluir la formación de atención familiar de manera transversal a lo largo de la residencia, a través de la realización de tareas para el desarrollo de las competencias del área de atención a la familia.

En nuestra unidad docente el área de la atención a la familia se ha venido realizando mediante 3 talleres realizados en 1º, 3º y 4º, coincidiendo con las rotaciones en el centro de salud. Los últimos 3 años hemos realizado talleres en los que se han trabajado/evaluado (evaluación continua formativa)  las competencias propias del área de atención a la familia (Libro del especialista en formación en MFC: Guía de práctica reflexiva 2007) a través de las tareas realizadas por el residente previamente al taller (aprendizaje significativo). El eje ahora es la tarea en lugar del taller, que se convierte en encuentro de evaluación continua formativa: de discusión de trabajos realizados previamente, de aclaración de dudas, de entrenamiento de técnicas de entrevista e intervención familiar. Como sucede en la consulta con el paciente, la longitudinalidad es importante para el alumno, convirtiéndose en hilo conductor de su formación. En áreas como la atención a la familia, descuidadas históricamente, conviene una formación paralela que anime al residente y tutor a realizar evaluación, entrevista e intervención familiar. Una formación continuada a través de la residencia realizando tareas y talleres ayuda a conseguir objetivos. En la presente comunicación discutiremos beneficios y resistencias observadas.

El realizar tareas previas al taller de forma transversal a lo largo de la residencia, aumenta el rendimiento del mismo permitiendo un aprendizaje significativo.

El residente aprende haciendo. Las áreas de la formación clásicamente desatendidas se benefician de una formación paralela que ayuda a residente y tutor.