Formación de residentes de Atención Familiar y Comunitaria en ámbito rural. Autogestión de la demanda en consulta. Afrontar el aislamiento en consulta. Aplicabilidad del conocimiento aprendido en la consulta habitual en entorno rural.

Con el incremento de residentes en la unidad docente, se acreditaron nuevos consultorios para la realización de la rotación rural y se procedió a actualizar las prestaciones unificándolas. A parte de conocer las características estructurales y organizativas del centro rural y saber manejar la semiología básica de las patologías más prevalentes, siendo muy patente la importancia del trabajo en equipo de medicina y enfermería, añadimos otras competencias como atender las urgencias en el centro, la coordinación con atención paliativa o unidad funcional de pacientes crónicos y la realización de nuevas exploraciones clínicas con ecografía portátil. La implicación y evaluación de los residentes ha sido altamente satisfactoria por parte de tutores, lo cual implica que son profesionales bien preparados, tanto los de la propia unidad docente como de otras. La opinión de los residentes respecto a la rotación es muy positiva siendo una atención diferente a la que están acostumbrados. Son conscientes de todo aquello que han aprendido y de que están preparados para afrontar un trabajo en un centro diferente como es el de entorno rural.  

La formación recibida durante la residencia con la rotación rural, permite al profesional darse cuenta del aprendizaje recibido y de la capacidad real de poder trabajar en este entorno en equipo con la enfermera y estar conectados al resto de servicios sanitarios. Con la utilización de nuevas técnicas como la ecografía clínica, podemos ser más resolutivos.

La rotación rural debe ser realizada como una rotación de obligado cumplimento en la formación del profesional de Atención Familiar y Comunitaria dando una perspectiva diferente de la atención y pudiendo ser una de las salidas laborales al finalizar la formación.