Dotar de contenido ético al DVA a través de la historia de valores constituyó la prioridad tanto en el diseño como en el abordaje deliberativo. Fomentar la deliberación ante situaciones en las que se desee la aplicación de la eutanasia con el fin de incluirlas específicamente para una mejor interpretación y aplicación del mismo.  

Tras proporcionar el documento “Piense, reflexione” del Gobierno Vasco en consulta se organizaron a partir de marzo grupos de 6 personas mayores de 65 años citándolos en dos ocasiones en un intervalo de 15 días. En el primer encuentro se deliberaba teniendo como referencia este nuevo modelo de directivas anticipadas semiabierto, para después aclarar dudas sobre instrucciones tanto de negación al tratamiento, de aceptación o de no pronunciamiento y se invitaba a conversar con los representantes. En el segundo encuentro se resolvían dudas, se formalizaba y se enviaba al registro vasco. Se formalizaron 18 DVAs fruto de procesos reflexivos y deliberativos.

Recuperar el fundamento ético del DVA ha sido fundamental como sustrato desde el que reflexionar y deliberar sobre los deseos de atención al final de la vida en comunidad. La formalización del DVA ha promovido la deliberación entre médica-pacientes desde la ética del cuidado y de la responsabilidad. El ser requisito legal tener el DVA para la aplicación de la LORE en situación de incapacidad de hecho hace necesaria una profunda reflexión sobre los contenidos de los DVAs y la revisión de los redactados hasta su aprobación. El método deliberativo es un instrumento válido para la toma de decisiones  en su formalización.

El realizar DVAs en la consulta exige tiempo, formación y recursos pero a su vez es un deber de cuidado y de responsabilidad para con el paciente. Una formación adecuada tanto en el método deliberativo como en la formalización del DVA no debería suponer un obstáculo para su implementación.