Servicio de Urgencias.

Desorientación y alteración de la marcha.

Enfoque individual

Atendemos en Urgencias de un hospital comarcal a un hombre de 85 años, fumador, diabético, hipertenso y que vive solo. Estuvo ingresado hace 3 meses por un traumatismo craneoencefálico con hematomas subdurales, hemorragia subaracnoidea y fractura occipital derecha. Acude acompañado de la familia que refiere cuadro de desorientación e inestabilidad de la marcha desde hace una semana, habiéndolo encontrado tirado en el suelo del domicilio, por lo que decidieron traerlo. La exploración era normal, a excepción de que presentaba Romberg positivo y marcha inestable. Dados los hallazgos exploratorios y sus antecedentes se realiza escáner cerebral en el que se objetiva un hematoma subdural en la convexidad del hemicraneo derecho de 12 x 3,1 x 2,5 centímetros, de nueva aparición respecto al escáner previo. Presenta diferentes densidades, lo que indica hematoma en diferentes estadíos, presentando un área hiperdensa que indica sangrado agudo. Produce compresión con desplazamiento de línea media por herniación subfalcial del ventrículo lateral derecho y un área de hipodensidad frontal izquierda no presente en estudio previo en relación con probable secuela de traumatismo previo.

Enfoque familiar y comunitario

Sin interés.

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Se trata de un segundo episodio de hematoma subdural en un paciente anciano donde el principal problema es el nivel de dependencia y fragilidad del mismo.

Tratamiento y planes de actuación

Dados los hallazgos del escáner se contacta con el servicio de Neurocirugía del hospital de tercer nivel de referencia que decide traslado para valoración. Una vez ingresado, se decide intervención quirúrgica para evacuación del hematoma subdural. Pasadas 72 horas se realiza embolización bilateral de la arteria meníngea media sin incidencias.

Evolución

Durante el postoperatorio permanece en planta presentando una evolución favorable, sin observarse complicaciones postquirúrgicas ni clínicas ni radiológicas, por lo que pasadas dos semanas, es dado de alta.

El anciano frágil es un paciente vulnerable, sobre todo tras un ingreso hospitalario. Un seguimiento continuado es imprescindible para prevenir las complicaciones y mortalidad que dicha fragilidad asocia y también para mejorar su calidad de vida. Para esto es importante una adecuada coordinación entre el equipo médico y la familia, a la cual debemos instruir en qué signos y síntomas de alarma deben vigilar.