XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Atención primaria/hospitalaria.
Caso multidisciplinar
Pérdida de peso y hepatomegalia dolorosa.
Enfoque individual
Paciente de 59 años, fumador desde hace 30 años, NO bebedor, HTA, DM II; EPOC, Artritis Reumatoide (tratamiento con Metojec).
Primera consulta a Atención Primaria por pérdida de 10 kilos en un mes más dolor en hipocondrio derecho. Orinas colúricas. Niega acolia. No fiebre. No alteraciones en el hábito intestinal.
Buen estado general. Ligero tinte ictérico de piel y mucosas. Abdomen blando, con hepatomegalia de unos 4 cms del reborde costal, dolorosa a la palpación profunda. No signos de peritonismo.
Primera prueba planteada en Atención Primaria es una radiografía abdominal, un sedimento urinario que resultan normales y una analítica con los siguientes valores: LDH:1302; GGT:2207; FA:2360; Bilirrubina total:1.9; Bilirrubina directa:0.08. Marcadores tumorales: CEA:1206; Ca 19.9:50105.
Se decide derivación a urgencias donde se realiza ecografía abdominal con resultado de LOES hepáticos compatible con lesión metastásica y dilatación de vesícula biliar extrahepática.
Se completa estudio con PCRE determinándose el tumor primario: adenocarcinoma gástrico
Enfoque familiar
Paciente de 59 años, mecánico prejubilado. Casado, hija de 27 años afecta de esófago de Barret y muy preocupada por la posible relación de su lesión preneoplásica y el proceso activo de su padre. Nieta de 5 meses.
Desarrollo
Tras las pruebas de confirmación se concluye en el diagnóstico de adenocarcinoma gástrico con metástasis hepáticas. Se descartan otros procesos neoplásicos y otras causas de hepatomegalia dolorosa como cirrosis, hepatitis...
Tratamiento
Desde Atención Primaria y con seguimiento conjunto con el servicio de Oncología y Unidad de hospitalización domiciliaria, se plantea tratamiento quimioterápico/ paliativo.
Evolución
Se utilizó trabajo emocional para informar al paciente y su familia del padecimiento y de la desestimación de tratamiento quirúrgico. Actualmente se encuentra en periodo de aceptación, asintomático y a la espera de tratamiento quimioterápico.
El Médico de Familia debe tener en cuenta todos los síntomas y signos que nos hagan pensar en un proceso maligno, para así conseguir un despistaje y tratamiento correcto y precoz de la patología en cuestión. En el caso de confirmarse el origen maligno, el Médico de Familia deberá pensar en una posible relación familiar para hacer un diagnóstico precoz a los familiares en el caso de tener agregación familiar.