13-14-15 de noviembre de 2025
Recalcar la importancia de la comunicación entre las diferentes especialidades médicas, función que suele recaer en AP, desde el punto de vista de un residente de MFyC en sus rotaciones.
Durante la rotación de pediatría, conozco de un caso de un neonato atendido por su pediatra de AP por una pequeña lesión puntiforme erosiva, orientada como picadura de mosquito dadas las fechas, que reconsulta pocos días después por empeoramiento del estado general y fiebre. Durante una guardia de urgencias en ese hospital, se comenta que, tras varias EECC, se ha diagnosticado de encefalitis herpética y se derivó a un hospital con UCIN para tratamiento. Meses más tarde, en ginecología, conozco el caso de la madre del niño, una mujer, con antecedentes de artritis psoriásica en tratamiento inmunosupresor, que había presentado un brote de herpes genital paucisintomático alrededor del momento del parto, pero no se había realizado estudio previo para esta enfermedad dado que no había presentado un brote previamente.
La madre y el hijo se atendieron en ambulatorios distintos, con profesionales distintos que tienen escasa comunicación entre ellos. Aunque es difícil saber si el resultado final se podría haber evitado, es posible que la lesión inicial del niño, si la pediatra hubiera sabido que la madre estaba en tratamiento con un fármaco inmunosupresor que podía desencadenar un brote de herpes, se hubiera podido orientar como tal e iniciar tratamiento precozmente.
Rotando por diferentes especialidades, se puede ver que, en ocasiones, la consulta acaba donde acaba la patología relacionada. Como profesionales de MFyC, nuestro trabajo nos permite conocer al paciente de forma integral, y, como tal, recae sobre nosotros la responsabilidad de «poner orden»: reconocer las patologías del paciente, cómo interactúan entre ellas y el efecto que tienen sobre el paciente y su entorno.