VI Jornadas semFYC de Medicina Rural
28 y 29 de octubre de 2022
Ámbito de Atención Primaria en zona rural.
«No estoy bien, pero no quiero ir al hospital».
Enfoque individual
Paciente de 90 años, con AP de interés, DM 2, FA paroxística, insuficiencia cardíaca con FEVI deprimida, insuficiencia mitral y tricúspide, enfermedad renal crónica, anemia de trastornos crónicos... Nos consultan las hijas por «verla con más ahogo» y «tener las piernas muy hinchadas». Programamos visita domiciliaria para poder valorar a la paciente. La encontramos postrada en la cama, con edemas hasta raíz de miembros, con ligera sensación disnéica, crepitantes hasta medios campos y con Sat O2 del 92% (ligeramente por debajo de su basal).
La paciente refiere que prefiere estar en domicilio con ajuste de tratamiento como ya hemos hecho en otras ocasiones (en las que los síntomas no eran tan floridos), que viven muy lejos del hospital y no quiere que su familia esté «todo el día en la carretera, para que les pase algo».
Explicamos posibilidad de tórpida evolución con posible desenlace fatal si no sigue las recomendaciones, así como la necesidad de tratamiento y de su difícil control en domicilio, señalando que lo mejor sería derivación para ingreso hospitalario.
Ante negativa de la paciente a ser derivada al hospital se pactan medidas intermedias.
Enfoque familiar y comunitario
La paciente es dependiente para todas las ABVD. Tiene cuidadoras a domicilio, además de los cuidados proporcionados por dos de sus hijas.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
ICC descompensada.
Tratamiento y planes de actuación
Ante negativa de derivación para ingreso hospitalario se plantea posibilidad de iniciar una vía subcutánea para tratamiento deplectivo en domicilio, que la paciente acepta.
No disponíamos de elastómero, pero usamos un suero de 500 cc, un regulador de flujo, y un sistema de suero para iniciar una perfusión subcutánea de furosemida.
Evolución
La paciente tuvo una adecuada evolución con depleción completa en unos días. En la actualidad permanece estable.
La vía subcutánea es una de las armas más poderosas en el arsenal del médico de familia, sobre todo en ámbitos rurales donde no hay un fácil acceso a la atención hospitalaria. La vía subcutánea es muy versátil pudiendo usarse para tratar muy variadas patologías, no solo para cuidados paliativos.