Demostrar las múltiples utilidades de la ecografía portátil en un medio con escasos recursos. Demostrar cómo la ecografía aumenta la satisfacción del paciente, inclusive en una población con bajo índice de alfabetización y desconfianza hacia la medicina moderna.

Se dio asistencia médica en poblados indígenas mayas en las selvas del altiplano de Guatemala, atendiendo mayoritariamente niños y embarazadas. Los medicamentos debían ser cuidadosamente recetados; y los pacientes, seguidores de chamanes y curanderos, mostraban su desconfianza hacia doctoras extranjeras y hacia su “medicina moderna”. Sin embargo, en el caso de las embarazadas, la ecografía captaba imágenes en directo de sus bebés, generando tranquilidad y felicidad, permitiendo también diagnosticar embarazos de riesgo. Por otro lado, en el resto de pacientes la ecografía mostraba en tiempo real su patología, lo cual aumentaba su confianza hacia nuestros diagnósticos y tratamientos. Ello contribuyó a que aumentase la demanda asistencial pasando de ver a principios de octubre 12 pacientes al día, a 36 pacientes a finales del mes.

La ecografía aumenta la satisfacción y confianza hacia la medicina, labor de suma importancia en sociedades con baja educación sanitaria. A su vez, permite diagnosticar patologías graves en medios con escasos recursos, y detectar embarazos de riesgo que requieran asistencia hospitalaria. El disponer de un ecógrafo en un medio empobrecido permitó llegar a un diagnóstico de certeza en pacientes que no tenían acceso o no podían costearse radiografías o analíticas sanguíneas.

En un medio hostil la ecografía facilitó la aceptación de médicas europeas en una comunidad desconfiada con el extranjero, pues no solo sirvió para diagnosticar sin dolor, sino que también supuso una herramienta educacional en fisiopatología y anatomía. Esto debería ser extrapolable a cualquier consulta de Atención Primaria de nuestro país.