XL Congreso Nacional y I Congreso Virtual de la semFYC - Valencia
del 15 de septiembre al 6 de octubre de 2020
Atención Primaria.
Lesiones cutáneas en el dorso del pie y en cara interna del cuádriceps izquierdos y dorso de la mano derecha.
Enfoque individual
Varón de 61 años, con antecedente de viaje a Marruecos 15 días antes, consulta por lesiones costrosas, dolorosas y con signos inflamatorios. Por anamnesis describe las lesiones inicialmente papulosas y pruriginosas.
Se pauta inicialmente Ácido fusídico con empeoramiento clínico, por lo que se cambia el tratamiento a Amoxicilina-clavulánico, Mupirocina y curas diarias.
En el cultivo se aísla Staphylococcus aureus cambiando el tratamiento a Levofloxacino, según antibiograma.
A pesar de ello, persiste la lesión del dorso del pie con centro ulcerado y necrótico y las lesiones de la mano y del cuádriceps se transforman en placas inflamatorias, sobre-elevadas y con centro queratósico.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Leishmaniasis cutánea.
Ante la evolución clínica, junto con los antecedentes del paciente obtenidos mediante la anamnesis y la comparación con imágenes de Leismaniasis, se decide derivar a Dermatología.
Tratamiento y planes de actuación
En Dermatología se obtiene biopsia que confirma el diagnóstico de Leishmaniasis.
Se realizan dos infiltraciones de antimoniato de meglumina 1,5 mililitros en las lesiones del pie y la mano y nitrógeno líquido en cuádriceps.
Evolución
Resolución de las lesiones con cicatriz residual.
La leishmaniasis está causada por protozoos del género Leishamania y se transmite a los humanos por los dípteros flebotominos hembra (Phlebotomus y Lutzomyia).
Es endémica de los trópicos, regiones subtropicales y la cuenca mediterránea. En España es endémica la Leishmania Infantum (el principal reservorio es el perro) aunque en viajeros podemos encontrar otras especies. La afectación puede ser sistémica o cutánea.
La leismaniasis cutánea, clínicamente se caracteriza por la aparición de un eritema en el lugar de la picadura, que evoluciona a pápula y posteriormente se ulcera por el centro quedando los bordes sobre-elevados e hiperpigmentados. El diagnóstico es complejo, requiere de una anamnesis que incluya posibles viajes a zonas endémicas y se sospechará en aquellos pacientes que presenten lesiones cutáneas ulceradas tras picaduras de insectos con bordes sobre-elevados y que no mejoran con antibioterapia ni antifúngicos. La biopsia proporciona el diagnóstico definitivo. El tratamiento de elección consiste en la inyección intralesional de antimoniales pentavalentes.