XX Jornadas de Residentes y II de Tutores de la semFYC - Madrid
26 y 27 de febrero de 2016
Mixto
Introducción: las lesiones cutáneas hemorrágicas son un motivo de consulta frecuente en adultos mayores, y habitualmente son atribuidas a fragilidad capilar. Como médicos de Atención Primaria, ante una lesión purpúrica debemos tener presentes las diferentes causas para realizar un correcto abordaje y diagnóstico diferencial. Motivo de consulta: lesiones en piel. Antecedentes personales: sin alergias conocidas, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca diastólica. Enfermedad actual: mujer de 88 años que acude a consulta por un cuadro de cuatro días de evolución de lesiones cutáneas sobreelevadas viólaceas con tendencia a la confluencia en las extremidades inferiores hasta las rodillas, que empezó tras iniciar tratamiento antibiótico con ciprofloxacino por cistitis. No presenta fiebre ni otros síntomas asociados. Exploración física: lesiones purpúricas sobreelevadas de 4-6 mm a nivel de ambas EEII con tendencia a la confluencia. Exploraciones complementarias: analítica: Hb: 96 g/l, hematocrito: 29 %, VCM: 89, plaquetas: 197.000, leucocitos: 6.400, glucosa: 5,6 mmol/l, urea: 8,8 mmol/l, creatinina: 132 umol/l, Na: 141 mmol/l, K: 4,20 mmol/l, TTPA: 0,79, TP: 1,04. Anticuerpos antinucleares, antimitocondriales, antimúsculo liso negativos. C3 y C4 normales. Serologías hepatitis y VIH negativas.
Diagnóstico diferencial: púrpura senil; trombocitopenia; coagulopatías; vasculitis. Juicio clínico: vasculitis leucocitoclástica farmacológica.
Las vasculitis leucocitoclásticas engloban un grupo de procesos clínico-patológicos caracterizados por inflamación y necrosis de la pared de los vasos sanguíneos. Están mediadas por mecanismos inmunológicos secundarios a patologías infecciosas, sistémicas o fármacos. Se manifiestan como una púrpura palpable, que evoluciona a pápulas violáceas que dejan hiperpigmentación residual. Habitualmente se localizan en zonas declives o de presión, sobre todo en el tercio inferior de las piernas. Tienen buen pronóstico y evolución. El tratamiento se basa en reposo con elevación de las extremidades. En cuadros prolongados o cuando existe un proceso subyacente puede ser necesario instaurar un tratamiento con corticoides orales e inmunosupresores, además de tratar el cuadro de base desencadenante de la vasculitis.