XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Aunque ya se realizaban con anterioridad, desde la pandemia COVID-19 la consulta telefónica es una parte importante de la agenda ordinaria en Atención Primaria. A menudo nos ocurre que llamamos al paciente en varias ocasiones sin obtener respuesta, saltando el contestador, y en otras ocasiones indican que no pueden atender a esa hora y que los llamemos más tarde. El tiempo perdido en estas consultas telefónicas supone un gran impacto, tanto por la sobrecarga que produce en una agenda ya sobrecargada, como por la sensación de pérdida de tiempo al teléfono que le supone al facultativo. Se ha cronometrado durante un mes el tiempo invertido en llamadas telefónicas que nadie responde en una agenda que dispone de seis huecos para llamadas telefónicas con un tiempo por llamada de cuatro minutos. La media de minutos perdidos en ese periodo fue de 9,37 minutos, sin contar el tiempo que supone resolver la consulta telefónica al paciente.
La consulta telefónica es una realidad vigente en las agendas actuales y requiere tiempo para poder realizarla de manera adecuada. A menudo no obtenemos respuesta, salta el contestador o nos indican que los llamemos más tarde. Todo ese tiempo perdido no se contabiliza y repercute negativamente en la sobrecarga de la agenda.
En la mayoría de casos el tiempo adjudicado a la consulta telefónica es insuficiente para poder resolverla. Además, el tiempo perdido en las llamadas telefónicas no respondidas supone un impacto negativo en la agenda del facultativo. Para intentar solucionarlo, se podría aumentar el tiempo por consulta telefónica e igualarlo al de una consulta presencial, mejorando así la calidad asistencial independientemente del tipo de cita que tengan.