II Congreso de Residentes, Tutores, JMF y UUDD
10 y 11 de mayo 2024
Enfoque individual
Antecedentes personales: no alergias medicamentosas. Fumador de 20 cigarrillos/día. Consumo diario de alcohol. Antecedentes quirúrgicos de fractura de peroné izquierdo, fimosis y estrabismo. Sin tratamientos.
Anamnesis: hombre de 59 años que acude a consulta por pérdida de visión brusca binocular de 7 días de evolución, sin miodesopsias ni fotopsias. No refiere traumatismos ni sobreesfuerzos previos.
Exploración física: Constantes: tensión arterial 128/74 mmHg, frecuencia cardíaca 83 latidos por minuto. Buen estado general. Eupneico en reposo. Auscultación cardiopulmonar: rítmico, sin soplos, murmullo vesicular conservado sin ruidos. Neurológica (NRL): visión ojo derecho: cuenta dedos a medio metro. Visión ojo izquierdo: cuenta dedos a medio metro. No otros signos de focalidad NRL.
Enfoque familiar y comunitario
Vive solo, escasa red familiar (una prima). Camionero.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Amaurosis fugax bilateral; proceso isquémico cerebral.
Tratamiento y planes de actuación
Derivación a Urgencias Hospitalarias.
Evolución
A su llegada es valorado por Oftalmología de guardia objetivando disminución de agudeza visual en ambos ojos. Se realiza interconsulta a Neurología y se amplía el estudio con tomografía axial computerizada (TAC) craneal, dúplex de troncos supraórticos y Doppler transcraneal, con diagnóstico de ictus isquémico en ambos territorios de arterias cerebrales posteriores y queda ingresado en Unidad de Ictus. Ingresado se realiza angio-TAC, resonancia magnética craneal y ecocardiograma transtorácico, evidenciando origen aterotrombótico de ictus. Al alta precisó control de factores de riesgo cardiovascular y recuperación de la funcionalidad por parte de Medicina y Enfermería comunitarias junto con revisiones por parte de Neurología.
Ante la aparición de síntomas y signos de alarma que puedan sugerir procesos isquémicos neurológicos (pérdida de visión binocular, pérdida de fuerza o sensibilidad, entre otros) es importante ser capaz de reconocerlos precozmente y realizar un diagnóstico diferencial certero. Esto permitirá realizar las pruebas convenientes y aplicar medidas terapéuticas en el menor transcurso de tiempo posible, ya que se trata de patologías tiempo-dependientes que pueden conllevar secuelas irreversibles y limitantes. Además, precisamente por esto, al alta de la hospitalización, es imprescindible una atención temprana por parte de Medicina y Enfermería Familiar y Comunitaria, para ayudar a recuperar la funcionalidad. Es preciso, también, realizar prevención secundaria controlando factores de riesgo cardiovascular ajustándose a las necesidades y objetivos del y para el paciente.